Jesús dijo a la multitud: “Cuando ven que una nube se levanta en occidente, ustedes dicen en seguida que va a llover, y así sucede. Y cuando sopla viento del sur, dicen que hará calor, y así sucede. ¡Hipócritas! Ustedes saben discernir el aspecto de la tierra y del cielo; ¿cómo entonces no saben discernir el tiempo presente? ¿Por qué no juzgan ustedes mismos lo que es justo?
Cuando vas con tu adversario a presentarte ante el magistrado, trata de llegar a un acuerdo con él en el camino, no sea que el adversario te lleve ante el juez, y el juez te entregue al guardia, y este te ponga en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo”.
Palabra de Dios
P. Nicolás Retes sacerdote de la Arquidiócesis de Buenos Aires
El Señor en este evangelio, queridos amigos de Oleada Joven, nos invita a utilizar este don del discernimiento, es decir, darnos cuentas las cosas que nos van pasando en esta vida y cuales son de Dios y cuales son del mal espíritu.
Muchas veces gastamos demasiada energía en descubrir otras cosas, en saber detalles que son insignificantes, que no aportan nada a nuestra vida y que más bien corresponden al mundo o a la vida de otras personas, pero que en el fondo, a nuestro crecimiento espiritual no aportan nada.
El evangelio de hoy nos invita, queridos jóvenes entonces, a poner el acento en aquello que tiene que ver con lo más valioso que tenemos, que es:
– La (nuestra) conciencia.
– Nuestro corazón.
– Nuestros proyectos para esta vida.
¡Bueno! utilicemos esa capacidad para distinguir entre el bien y el mal, lo que nos dice nuestra conciencia. Si estamos caminando bien y podemos descubrir así la voluntad, lo que nos pide el Padre del cielo.
Hagamos uso entonces…. bien. ¡Buen uso! de estos dones que Dios nos ha regalado y busquemoslo siempre al Señor con entusiasmo.