Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente. Delante de él había un hombre enfermo de hidropesía.
Jesús preguntó a los doctores de la Ley y a los fariseos: “¿Está permitido curar en sábado o no?”. Pero ellos guardaron silencio. Entonces Jesús tomó de la mano al enfermo, lo curó y lo despidió. Y volviéndose hacia ellos, les dijo: “Si a alguno de ustedes se le cae en un pozo su hijo o su buey, ¿acaso no lo saca en seguida, aunque sea sábado?”. A esto no pudieron responder nada.
Palabra de Dios
P. Nicolás Retes sacerdote de la Arquidiócesis de Buenos Aires
¡Queridos amigos de Oleada Joven! La Palabra del Señor, de este día 3, del evangelio según San Lucas nos presenta una actitud propia de los fariseos, que es observar atentamente al maestro, a ver si se equivocaba, haber que decía, “lo querían agarrar en alguna situación”.
Este diálogo que se produce entre Jesús y los fariseos con respecto a La Ley, con respecto a lo que está “permitido”, Jesús siempre va más allá de lo que está permitido porque lo que lo mueve, lo que lo guía, es el verdadero amor hacia las personas.
Por eso, si en nuestro corazón hay amor, si realmente tratamos de vivir este mandamiento principal que Jesús nos ha dejado, nuestra vida va a ser muy distinta.
No vamos a estar fijando solamente en sí está permitido o no permitido.
Realmente, cuando uno ama en serio:
– Puede vencer límites que la sociedad de hoy nos propone.
– A ser creativos, el amor lo es siempre.
– Nos ayuda entonces a vencer obstáculos que creíamos imposibles.
Por eso, frente a esta “roca” que podrían ser los preceptos, frente a situaciones que nos ponen límites, siempre hay una salida, si realmente uno busca amar con el corazón, si busca el bien de las personas.
Aprendamos de Jesús, que no se detenía, ni frente a los fariseos, que intentaban, justamente con sus distintas normas, sus observancias, ponerlo a prueba.
Jesús pasó todas esas pruebas ¿Por qué? Porque fue capaz de amar, porque todas las personas que lo seguían, descubrieron en Él que realmente tiene un corazón tan grande que entramos todos.
Siempre hay lugar en el Sagrado Corazón de Jesús para todos.