Evangelio según San Mateo 15,29-37

martes, 5 de diciembre de
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Jesús llegó a orillas del mar de Galilea y, subiendo a la montaña, se sentó. Una gran multitud acudió a él, llevando paralíticos, lisiados, ciegos, mudos y muchos otros enfermos. Los pusieron a sus pies y él los curó. 

 

La multitud se admiraba al ver que los mudos hablaban, los inválidos quedaban curados, los paralíticos caminaban y los ciegos recobraban la vista. Y todos glorificaban al Dios de Israel. 

 

Entonces Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: “Me da pena esta multitud, porque hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer. No quiero despedirlos en ayunas, porque podrían desfallecer en el camino”. 

 

Los discípulos le dijeron: “¿Y dónde podríamos conseguir en este lugar despoblado bastante cantidad de pan para saciar a tanta gente?”. 

 

Jesús les dijo: “¿Cuántos panes tienen?”. Ellos respondieron: “Siete y unos pocos pescados”. 

 

El ordenó a la multitud que se sentara en el suelo;  después, tomó los panes y los pescados, dio gracias, los partió y los dio a los discípulos. Y ellos los distribuyeron entre la multitud. Todos comieron hasta saciarse, y con los pedazos que sobraron se llenaron siete canastas. 

 

 

Palabra de Dios

 


 

P. David Pintos sacerdote de la Diócesis de San Ramón de la Nueva Orán

 

 

 Dos cositas que podemos aprender del Milagro de la multiplicación de los panes:

 

La primera es que Jesús siempre se preocupara por nosotros, nunca se queda con los brazos cruzados cuando nos falta algo, el pregunta y se interesa por nuestro bien. Quiere que estemos bien incluso cuando parezca que a nuestro alrededor no tengamos nada. El Señor siempre sabrá sacar de la nada lo que necesitamos en nuestras vidas.

 

Segundo: quienes se acercan a Jesús nunca son desatendidos, Jesús los atiende personalmente. Quienes lo buscan, quienes están mucho tiempo con Jesús nunca experimentarán un vacío o una sensación de no ser atendido o cómo que Él Señor no te tenga importancia. Siempre los que están cerca de Él son saciados, plenos, felices. Quienes se acercan a Jesús son siempre asistidos. De una u otra forma el Señor por medio de personas nos da aquello que nos hace falta.

 

Podríamos pensar en este día en cuanto Dios se preocupa por nosotros y también en cuantas veces el Señor nos dio todo lo que necesitábamos.

 

Le damos gracias a Dios por preocuparse siempre por nosotros y por darnos lo que necesitamos cuando acudimos a él.

 

Oleada Joven