Y ME LLORÉ TODO!!

viernes, 13 de enero de
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Me tomo el atrevimiento de extraer estas hermosas palabras del Facebook de una amiga de mi pueblo, conductora de un programa de radio y mamá de un chico discapacitado, que me conmovieron hondamente y seguramente pasará lo mismo con quienquiera que las lea:

Y ME LLORÉ TODO!!

– “Ya me lloré todo”, me dijo la mamá de un bebé Down hace muchos años.
 – “Me costó entenderlo al principio… no lo quería aceptar pero ya lloré todo”, insistía como reclamándose. Quería convencerme o auto engañarse, en realidad no lo sé.
Como no sabía ni su nombre, no me animé a contestarle con mi clásico irónico “ia supo eia”. Aunque lo conocí: Raquel. Mis años adelantada en rehabilitación certificaban otra verdad: en la discapacidad nunca lloramos todo! Nunca!
Sentí morir, cuando después de rodar por un tiempo se develó el misterio de por qué el Flaco no hablaba y por qué no se sentaba y por qué sus pobres ojos intentaban hacer foco cada vez con menos éxito. Aunque el instinto maternudo que pareció dotarse de doctorados, ya me lo había susurrado varias veces en la conciencia. 
Diagnóstico: P.C. (parálisis cerebral), decía el informe del neurólogo escrito clariiiito, en sus renglones garabateados como haciéndolo a propósito para que no me quedaran dudas.
Y cómo duelen los recuerdos… Y me lloré todo.
Ahí vamos las madres (en su gran mayoría son las mamas), obedientes, silenciosas en el inicio de un camino que no sabemos cuántos km tiene, haciendo sendas en las terapias. Necesarias todas y cada una? Desconozco. Hacemos lo que se nos indica iluminadas por la ilusión de “curar” a ese pedazo de vida que modifica la nuestra y que hemos dado a luz.
Con el tiempo entendí que curar no es del todo, no es tan simple, es más no es posible. La rehabilitación mejora Providencialmente su calidad de vida y si bien nadie me habría mencionado otra posibilidad, me sentí estafada, quise abandonar, buscar nuevas opciones…Y me lloré todo.
-Ya camina?, alguien preguntaba con naturalidad, como lo más normal que se puede querer saber y eso era como un flechazo envenenado en el alma. Y las fiestitas de cumple, todos jugando y él; MI FLACO en brazos… Y me lloré todo
Las peleas con la Obra Social, encontrar guardería mientras me resonaba en las tripas – “En el inicio escolar veremos su condición cognitiva”. O sea, aún ni se sabía qué respuesta sorprendente podría traer cuando fuera escolarizado.
Y arrancó de alumno, en una actitud de coraje y valentía las “sonrisitas” aliviaron una de las tantas cargas, reales o no. 
En el cierre lectivo, con su andador a cuestas (se notaba la letra y el pensar de una experimentada dramaturga) tuvo su primera aparición actoral… Y me lloré todo. 
Escolaridad especial en el inicio de la primaria y un 8 de septiembre se sugiere la Escuela Común, con acompañante. Y asumimos el desafío. Como un chorro de agua fría que nace desde la nuca y termina ya imaginamos dónde así acomodé mis emociones ese día, su ser “diferente” afloraba por todo el cole, no era uno más… Y me lloré todo.
Acariciando la adolescencia y con 5 cirugías en su haber retomó vuelo. Terminó un ciclo… a buscar otros amigos, a pilotear otras pistas. Será la incertidumbre o el temor a lo que vendrá, la necesidad de sentirme segura en algún lugar pero derrapé en fuerzas… Y me lloré todo.
No sé si encontrará su amor, tampoco si podrá manifestárselo, no sé si podrá tener su “amarok” tanto que la anhela. No sé si podrá conducirla (hoy carretea en una bicicleta adaptada) No sé, tantas cosas no sé… Y me lloré todo.

Hoy, la efeméride recuerda el día internacional de las PERSONAS con Discapacidad animándonos a pensar en la igualdad de oportunidades, a creer en sus derechos. Así como los actores se abrazan antes o después de un debut así mi abrazo a quienes están “en este baile”. A pelear: con amor, con esperanza, con fe, con alegría… Y llorándonos todo… cada vez que haga falta.-

 

Elías Brandán