Todo don dado viene de la mano de un llamado.
Dios invita a caminar siendo él dador, entregando lo necesario para el camino, haciéndose compañero de viaje. Él se da por completo en cada paso que hacemos.
Si el llamado es el Amor, él donará todo lo necesario para el camino. No excluye el dolor, lo integra, lo trasciende, lo fecunda.
¡Feliz de nosotros, que no tenemos como pagarle! ¡Feliz de nosotros, porque nos ama sin recompensa! Va, una sola, la de seguir caminando. Ya no solos, sino con quien nos ama.