El Adviento es una espera. Es una espera activa. No depende de nosotros el que suceda lo que esperamos. Pero somos invitados a preparar el ambiente y a disponernos nosotros mismos para poder recibir en plenitud lo que va a llegar.
Y es un tiempo de amanecida. Con la certeza que nos da la memoria de llegadas que fueron, alimentamos el ansia de una espera que aún queremos que se cumpla. No es la expectativa de un inicio, sino la certeza de un cumplimiento”.
Mamerto Menapace