Cuerpo entregado

jueves, 4 de mayo de

Su Cuerpo era eucarístico
mucho antes de que fuera ofrecido en el Sacramento.

 

En la Última Cena
su Cuerpo se desposó para siempre
con el signo del pan.

 

Ese pan antes había sido multiplicado
para el hambre de la gente,
convirtiéndolo en milagro.

 

Su Cuerpo también ya estaba entregado desde el comienzo:
En su concepción y gestación,
en su nacimiento y crecimiento,
en su bautismo entre las aguas.

 

En las tentaciones de cuarenta días
-gustando el ayuno solitario del desierto-
conoció la primera cuaresma de su Cuerpo.

 

En sus caminatas
y en su sed del mediodía
pidiendo agua a la Samaritana;
en sus manos extendidas, tocando a los leprosos;
o mezclando su saliva con barro
para dar luz a los ojos.

 

En su bendición a los niños;
en su sueño y su cansancio, quedándose dormido en la barca;
en su paso firme, caminando entremil barroua a la Samaritana las aguas;
en sus milagrosas curaciones
y en su Transfiguración entre fulgores.

 

Todo en Él era Cuerpo entregado;
Carne fragmentada;
Divino contacto para nuestro tacto.

 

Todo era anticipo

de lo que un día nos daría
como comida y bebida.

 

Todo su Cuerpo siempre fue Sacramento,
Tienda de Dios para el encuentro.

 

Todo su Cuerpo
-desde el principio-
fué Eucaristía.

 

 

Eduardo Casas

 

Oleada Joven