Cuando decidimos amar, decidimos complicarnos la existencia, pero endulzando el existir. Decidir amar, es elegir ceder a nosotros mismos.
Muchos eligen amar, pero no ceder. Pues el amor nos lo exige. El amor exige romper nuestros egoísmos por el bien y el interés del otro. Amar es dar paso e interés al gusto del otro. Es a veces como un morir a nosotros mismos.
Amar es abrirnos a lo desconocido, es permitirnos sentir, soñar y vivir de otra manera. El amor con el tiempo nos adapta. Amar es transformar el “Yo” en un “Tú” y luego en un “Nosotros”.
¿Qué amor no es complicado? ¿Qué amor no desespera cuando espera? Crisis y amor, amor y crisis. Amar y quebrarnos, amar y complicarnos. Amar es asumir inconscientemente la complicación. Es justo discernir en el amor con quién complicarnos más o menos la existencia. Amar es volver todo “lo mío” en “lo tuyo” y luego en “lo nuestro”. Amar es operar, accionar la vida por la felicidad del otro.
Un enamorado no tiene la culpa de negociar lo mejor que tiene, con tal de ganar el premio del amor. El amor es quien nos vuelve culpables. Amar es un arte que no podemos desaprovechar, porque somos artesanos en potencia para amar. Amar es darle manos al corazón para que haga cuanto se le plasque por amor.
Hay que amar incluso pensando que ya es suficiente amar, porque el amor busca ser insuficiente cuando ya se cree suficiente. Que el amor sea hoy y siempre el arte que estemos dispuestos a realizar.