Evangelio según San Marcos 6,14-29.

martes, 2 de febrero de
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El rey Herodes oyó hablar de Jesús, porque su fama se había extendido por todas partes. Algunos decían: “Juan el Bautista ha resucitado, y por eso se manifiestan en él poderes milagrosos:Otros afirmaban: “Es Elías”. Y otros: “Es un profeta como los antiguos”.

 

Pero Herodes, al oír todo esto, decía: “Este hombre es Juan, a quien yo mandé decapitar y que ha resucitado”.Herodes, en efecto, había hecho arrestar y encarcelar a Juan a causa de Herodías, la mujer de su hermano Felipe, con la que se había casado.

 

Porque Juan decía a Herodes: “No te es lícito tener a la mujer de tu hermano”.Herodías odiaba a Juan e intentaba matarlo, pero no podía,porque Herodes lo respetaba, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo protegía. Cuando lo oía quedaba perplejo, pero lo escuchaba con gusto.

 

Un día se presentó la ocasión favorable. Herodes festejaba su cumpleaños, ofreciendo un banquete a sus dignatarios, a sus oficiales y a los notables de Galilea.La hija de Herodías salió a bailar, y agradó tanto a Herodes y a sus convidados, que el rey dijo a la joven: “Pídeme lo que quieras y te lo daré”.Y le aseguró bajo juramento: “Te daré cualquier cosa que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino”.

 

Ella fue a preguntar a su madre: “¿Qué debo pedirle?”. “La cabeza de Juan el Bautista”, respondió esta. La joven volvió rápidamente adonde estaba el rey y le hizo este pedido: “Quiero que me traigas ahora mismo, sobre una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista”.

 

El rey se entristeció mucho, pero a causa de su juramento, y por los convidados, no quiso contrariarla. En seguida mandó a un guardia que trajera la cabeza de Juan. El guardia fue a la cárcel y le cortó la cabeza. Después la trajo sobre una bandeja, la entregó a la joven y esta se la dio a su madre.

 

Cuando los discípulos de Juan lo supieron, fueron a recoger el cadáver y lo sepultaron.

 

Palabra de Dios

 

 

 

 


 

P. Nicolás Retes

 

 

 

El evangelio de este viernes nos presenta al rey Herodes asombrado por la persona de Jesús, dice el texto que “oyó hablar de él, porque su fama se había extendido por todos lados”.

 

Muchas veces nos pasa a nosotros lo mismo: escuchamos hablar de Jesús, escuchamos a través de la Palabra de Dios los grandes prodigios, escuchamos que dicen que es el Hijo de Dios pero nuestra relación puede ser fria, puede ser “por arriba”, no llega a lo profundo, no llega a la intimidad. Fíjense que hasta Herodes se asombró de Jesús, pero claro, lo conocía por haber escuchado algo, no porque realmente haya compartido con él algo profundo.

 

Nosotros los cristianos, los católicos hemos sido bautizados y desde ese momento pasamos a tener una relación especial con Jesús, él se compromete a cuidarnos durante toda la vida, a protegernos, pasamos a ser propiedad de Dios con el sacramento del bautismo.

 

Y de allí no alcanza simplemente el bautismo, ese es el punto de comienzo, pero nos invita a profundizar nuestra fe a lo largo de toda la vida: con los sacramentos, amando a nuestros hermanos, realizando obras de caridad, en fin, no es nuestra relación con Dios algo diplomático, algo “por arriba”, algo que sea maquillado, no, tiene que ser algo profundo; algo que crece en la intimidad, en el compartir, en el todo los días encontrarnos con Jesús y escuchar a través de Su palabra qué nos quiere decir, por qué caminos nos quiere guiar.

 

Pidamosle entonces al Señor la gracia de poder mejorar nuestra relación con él, que no quede simplemente en la superficie, que no sea “por haber oído”, al contrario, ese haber oído algo de Jesús que nos lleve entonces a profundizar este misterio que nos ha regalado que es el bautismo, que es la fe y este llamado que es para todos: la santidad.

 

 

Fuente: Radio Maria Argentina

 

Radio Maria Argentina