Evangelio según San Mateo 9, 14-15

miércoles, 10 de febrero de
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Se acercaron a Jesús los discípulos de Juan y le dijeron: “¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacemos nosotros y los fariseos?”. Jesús les respondió: “¿Acaso los amigos del esposo pueden estar tristes mientras el esposo está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán.

 

Palabra de Dios

 

 

 


P. Nicolás Retes

 

 

 

 

 

Hemos comenzado a compartir junto con toda la iglesia católica el tiempo de cuaresma, un tiempo especial para convertir el corazón y acercarnos más a Dios. El evangelio de hoy viernes está tomado de San Mateo y nos presenta este tema del ayuno como herramienta para acercarnos más a Dios, junto con la oración y con la limosna son instrumentos interesantes que nos permiten entonces, o debieran permitirnos estar más cerca de Dios. A veces esto no ocurre, y qué es lo que pasa: el ayuno se convierte en algo que nos esclaviza, con tal de cumplir, se realiza.

 

Pero en el fondo Dios no quiere eso, ese no es el ayuno agradable a Dios, por el contrario, el ayuno agradable a Dios es aquel que nos permite conocerlo más, estar más cerca de él, verdaderamente que sea una herramienta para llegar a Dios. No alcanza con cumplir entonces, de allí el texto bíblico que acabamos de escuchar, estando Jesús con sus discípulos no tienen necesidad de ayunar ellos, porque se han encontrado con él, lo tiene delante. A nosotros el verdadero ayuno debería llevarnos a pensar más en Jesús, a crecer en nuestra amistad con él, a considerar cómo nos estamos entonces relacionando cada día con él. Que el ayuno sea causa entonces de alegría por el encuentro con Jesús, el encuentro profundo, el encuentro que vale la pena.

 

¿El ayuno sirve, entonces? ¡Claro que sirve! sirve si está bien vivido, no se trata simplemente de privarse de algún alimento, de no comer algo, no. Tiene un sentido, un sentido profundo que es llegar a Jesús. Ofrecer algo en el nombre de Jesús lo cual nos permite acercarnos más a él.

 

Pidamos entonces a la virgen María, a nuestra Madre, en este tiempo de cuaresma poder crecer, poder conocer más cómo es ésto del verdadero ayuno, el ayuno que es agradable al Señor.

 

Oleada Joven