Evangelio según San Marcos 10, 1-12

jueves, 19 de mayo de
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Jesús fue a la región de Judea y al otro lado del Jordán. Se reunió nuevamente la multitud alrededor de él y, como de costumbre, les estuvo enseñando una vez más.

 

Se acercaron algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le plantearon esta cuestión: “¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer?”. El les respondió: “¿Qué es lo que Moisés les ha ordenado?”.

 

Ellos dijeron: “Moisés permitió redactar una declaración de divorcio y separarse de ella”. Entonces Jesús les respondió: “Si Moisés les dio esta prescripción fue debido a la dureza del corazón de ustedes. Pero desde el principio de la creación, Dios los hizo varón y mujer.

 

Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre, y los dos no serán sino una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido”.

 

Cuando regresaron a la casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre esto. El les dijo: “El que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra aquella; y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, también comete adulterio”.

 

 

Palabra de Dios

 

 

 


 P.  Nicolás Retes Sacerdote de la Arquidiócesis de Buenos Aires

 

 

 

“Que el hombre no separe lo que Dios ha unido” son las palabras que utilizamos cada vez que realizamos el sacramento del matrimonio en la iglesia católica. El sacerdote dice a los contrayentes estas palabras recordando este texto tan lindo de Marcos, que acabamos de escuchar en este viernes 20, si, a vos que estás escuchando este comentario en Oleada joven la verdad que a los jóvenes siempre nos cuesta este compromiso estable, este “sí, para siempre” no es tan fácil de decir, de hecho la edad de los casamientos parece haberse extendido un poco más, antes la gente se casaba más joven, ahora como que espera a los 30 años y quizás más.

 

¿Qué es lo que pasa? ¿porqué cuesta tanto este compromiso permanente? es un tema de la pastoral vocacional, claramente, en la cual uno recibe un llamado, el llamado a la vocación del matrimonio, a compartir juntos para siempre la vida con otra persona y ese es el camino juntos de la santidad, armar ese proyecto personal de vida con la ayuda de Dios y dos personas juntas, un hombre y una mujer que son elegidos por Dios para esta vocación tan linda que es el matrimonio. Pero claro, se pide exclusividad, se pide fidelidad, son el uno para el otro de una manera que ya son una sola carne nos va a decir el texto. Esto nunca va a ser derogado, son las palabras de la Escritura y el Señor las bendice, pero claro, el texto de hoy nos habla de los fariseos que se acercan preguntándole a Jesús para ponerlo a prueba si es lícito al hombre divorciarse de su mujer, y le hablan de varios casos de casuística digamos, cosas que han ocurrido por las cuales saber si hay alguna posibilidad de…

 

Este tema es tan antiguo, hoy lo seguimos viendo en los medios de comunicación, incluso el Papa Francisco en su última exhortación apostólica trata sobre todos estos temas: la alegría en el amor, ese amor en el matrimonio, la cuestión es abordada desde otro punto de vista, de lo gratificante , de lo hermoso que es ese amor entre un hombre y una mujer en el cual se coloca a Dios también y porque está la presencia de Dios puede ser para siempre.

 

La iglesia católica siempre nos va a presentar el ideal, lo mejor para nuestra vida y pone como ejemplo esto: para siempre.

 

Qué difícil con las realidades cambiantes es ese “para siempre”. Pero con la ayuda de Dios, con su fortaleza, con su gracia todo es posible. Para los hombres no, siempre somos débiles, caemos, podemos llegar a ser infieles pero cuando está Dios presente es todo más fácil, Él nos da realmente la fortaleza necesaria para poder construir.

 

La respuesta de Jesús es clara: en el principio no era así, ese no es el plan de Dios, que la gente se divorcie, se separe, al contrario, busca que nos llevemos bien, que haya unidad. La regla general, y acá tenemos que ver en ésto la belleza del sacramento del matrimonio es el amor entre los esposos, esa unidad que se da porque está Jesús en medio de ellos y que en algún momento, fruto de ese amor se producen los hijos, llegan los hijos, que son el regalo tan grande que Dios hace.

 

Pidamos entonces a través de este medio, de Oleada joven, tras este comentario del evangelio, poder rezar juntos por los matrimonios, juntos por esta decisión valiente de decirle Sí de a dos a este camino de santidad tan lindo que Dios nos regala.

 

 

 

Radio Maria Argentina