Evangelio según San Lucas 9, 57-62

lunes, 26 de septiembre de
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Mientras Jesús y sus discípulos iban caminando, alguien le dijo a Jesús: “¡Te seguiré adonde vayas!”. Jesús le respondió: “Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza”.

 

Y dijo a otro: “Sígueme”. El respondió: “Permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre”. Pero Jesús le respondió: “Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el Reino de Dios”. Otro le dijo: “Te seguiré, Señor, pero permíteme antes despedirme de los míos”.

 

Jesús le respondió: “El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios”.

 

Palabra de Dios

 

 

 


 

 

 

El seguimiento de Jesús, requiere de una entrega total, a su persona y a su Reino. La respuesta de Jesús que encontramos en estos versículos del Evangelio así lo muestran.

Por eso detengámonos atentamente en la respuesta que Jesús da frente a estas preguntas que tienen que ver con el seguirlo.

Que se requiere y que se espera de aquel que quiere seguirlo. O que se espera de aquel que sigue a Jesús de cerca.

Todo en la persona que sigue a Jesús, debe estar totalmente inclinado hacia él.

Seguirlo a Jesús, no es seguirlo solamente con una partecita de uno, como por ejemplo: que mi mente siga a Jesús y mi corazón valla por otro lado.

No, tanto mi mente como mis tiempos, mis afectos, mis pensamientos, toda mi vida y mi corazón, deben tender totalmente hacia Jesús. Una entrega total, esto será posible si estamos enamorados de él.

Santa Teresita en uno de los momentos de su vida lo había comprendido así, que en el grado de seguimiento y santidad, uno podía elegir cuanto uno se podía dar por Jesús, o poco o mucho, cada uno es libre de elegir. Teresita frente a esta cuestión afirma: “Dios mío yo lo elijo a todo, no quiero santas a media, no me asusta sufrir por ti”.

¿Cómo es mi seguimiento por Jesús? ¿Es a medias o por partes?. Si solo sigo a Jesús, toda mi vida y mis tiempos, mis afectos y mi corazón debe estar totalmente inclinado hacia él. Que Dios nos de la gracia de afirmar como Teresita: “Dios mío yo lo elijo todo”.

 

 

 

Radio Maria Argentina