Llevo apenas 2 meses aquí en Costa Rica y el Señor ya me ha dado la gracia, el regalo de nuevas amistades, muchos rostros que ocupan un lugar en mi alma, en mi corazón.
Y entre estos rostros hoy quiero destacar a uno, el de Prisilla. Ella tiene apenas 21 años y una niña Camila de 4 años. Prisilla vive con su pareja Emer que tiene 25 años y es el papá de la niña.
Ella fue criada por su abuelita porque sus padres se divorciaron cuando ella era pequeñita y su papá se la dio a su mamá para que la criara. Prisilla dice que su mamá es su abuela porque ella le dio todo, de ella aprendió mucho.
Cuando Puntos Corazón llegó al barrio, Analía y Agnés mis hermanas de comunidad, conocieron a Prisilla y a su abuelita por pura providencia de Dios. Ese día las chicas estaban buscando otra abuelita que debían visitar y se equivocaron de casa y fueron a golpear la puerta de la casa de Prisilla. Desde ese día empezó una amistad muy linda y sobre todo porque la abuelita de Prisilla estaba muy enferma, en sus últimas semanas de vida. Un mes más tarde de esa primera visita, la abuelita de Prisilla falleció y esto fue extremamente duro para ella, ya que su abuelita era su todo.
Desde la muerte de su abuelita, Prisilla cayó en una depresión, en una falta de sentido a todo y en una falta de amor hacia ella misma. Recuerdo que la primera vez que fui a visitarla, me quedé muy sorprendida de ver la tristeza que marcaba su rostro, su casa oscura, y su hija Camila una mirada triste, en un rinconcito, llorado y gritando porque me tenía miedo. ¿Quizás era la primera vez que veía a una monjita? Ver a Prisilla así, me partía el alma, siendo tan joven y para ella todo se ha convertido en nada. Ella no entendía por qué Dios le llevó a la persona que más amaba.
Prisilla es una mujer que tiene una fe muy grande, que busca y ama a Dios, es una mujer de oración a pesar de su dolor y de su sufrimiento. Desde que su abuelita falleció la amistad con ella ha crecido mucho y está haciendo un camino muy lindo donde poco a poco su corazón se abre, se deja amar, va descubriendo que la vida continúa y que hay personas que la necesitan y que la aman. Ella se siente amada por Dios y esto cambia todo, la abre a descubrir la belleza de la vida. Desde hace unas semanas es muy lindo verla sonreír, antes venía a la misa muy desarreglada, con un rostro marcado por la tristeza, ahora hay algo que sucedió en ella: cada domingo se arregla, está peinadita, hay como un amor por ella misma. Ella es muy cercana a nosotras, muchas veces por la tarde viene a rezar el Rosario y trae a su niña para que juegue con los otros niños. A veces vamos a cocinar con ella porque le encanta cocinar pero quiere aprender porque no sabe mucho.
Ahora el deseo que la habita desde hace tiempo es casarse por Iglesia con su pareja Emer. El tiene también este deseo. Hace 4 años que conviven pero hasta ahora no se han casado. Ellos esperan una sola cosa, decir: “si para siempre delante Dios”, pero por ahora Emer deberá prepararse para su primera comunión y confirmación y Prisilla a la confirmación.
El Señor trabaja en el corazón de ellos, gracias a esta amistad que el Señor nos permite de compartir ellos se sienten mirados, amados escuchados de otra manera. El Señor hace maravillas en los corazones de las personas, me llena el corazón y el alma de alegría de ver a Prisilla sonreír, de ver a Camila su hija que cada vez que nos ve, corre hacia nosotros para caer en nuestros brazos.