La alegría de Amar

sábado, 1 de octubre de
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El simple hecho de que Dios haya puesto un alma en nuestro camino es un signo de que quiere que hagamos algo por él o ella. No ocurre por azar; todo ha sido planeado por Dios. Nuestra conciencia nos obliga a ayudarla.

Agoten todos los esfuerzos por andar en presencia de Dios. Para ver a Dios en los otros, tengan que vivir a lo largo de todo el día su meditación matinal. Sonrian los unos a los otros. No siempre es fácil. A veces nos cuesta sonreírle a alguien y entonces rezamos.

Deben aportar amor hecho acción. Nuestras obras de amor no son sino obras de paz. Realicémoslas con un máximo de amor y de eficiencia: cada uno en su propio trabajo, en su vida cotidiana, en el hogar y con el vecino. Vivan felices y en paz. Acepten todo lo que Él los dé y da todo lo que Él les requiera, con ancha sonrisa.

La alegría es oración, la alegría es fortaleza, la alegría es amor. La alegría es una red de amor con la que puedes capturar almas. Nadie da tanto como el que da con alegría. La mejor manera de mostrar nuestra gratitud a Dios y a los demás es aceptarlo todo con alegría.

Aparta los ojos de ti mismo y alégrate de no tener nada, de no ser nada, de no poder hacer nada. Dedícale una ancha sonrisa a Jesús cada vez que tu propia nulidad te atemorice. Que la alegría de Jesús sea tu fuerza. Sé feliz y vive en paz, y acepta con una ancha sonrisa todo lo que Él te exija.

Cómo podemos ayudar a los estudiantes a entender la riqueza del servicio comunitario? Enseñándoles. Y pidiéndoles que amen en el seno de su propia familia. El amor comienza en el propio hogar. La abundancia de amor conlleva siempre abundancia de paz. Por eso la oración en común es importante para la familia, para que permanezca unida y sus miembros se amen. Así les será más fácil convertirse en fuente de amor para los demás.

Lo esencial no es lo que digamos, sino lo que Dios nos diga a nosotros y lo que diga a través de nosotros. Todas nuestras palabras son inútiles si no nos salen de dentro. ¿Por qué no tratas de refrenar tu lengua? Sabes bien lo que puedes hacer, pero no sabes lo que podrá soportar el otro.

El futuro no está en nuestras manos. No tenemos poder sobre él. Sólo podemos actuar en el presente. En nuestra Constitución, tenemos un pasaje que reza: ”Dejemos que el buen Dios haga planes para el futuro, porque el ayer ya pasó, el mañana aún no ha llegado y sólo tenemos el día de hoy para lograr que Dios sea amado, conocido y servido”. Así pues, no debemos angustiarnos por ello.

Dios es alegría, la alegría es oración. La alegría es un signo de generosidad. Cuando te llenas de alegría, te mueves con mayor rapidez y estás dispuesto a hacer el bien a todo el mundo. La alegría es un signo de unión con Dios, de la presencia de Dios.

Eso es lo más hermoso para ustedes, jóvenes: abran el corazón al amor que Dios les comunica. Él los ama con ternura. Y lo que les da, no quiere que lo lo guarden, sino que lo compartan. Y cuanto menos tengan, menos podran dar. Y así, cuando oremos, debemos pedir…debemos pedir el coraje de dar hasta que nos duela.

Para amar y ser amados debemos conocer a nuestros hermanos y hermanas, porque el conocimiento siempre conduce al amor, y el amor hecho acción es servicio. Nuestro trabajo sólo es la expresión de nuestro amor por Dios.

Permititanme que les diga algo: ¡Aunque sintáis el peso de vuestros pecados, no tengáis miedo! Dios es un Padre que ama; la piedad de Dios es mucho más grande de lo que podemos imaginar.

Hoy más que nunca, tenemos que pedir en oración la luz que nos muestre la voluntad de Dios, el amor que nos haga aceptarla, el camino para cumplirla.

La Alegria de Amar – Madre Teresa de Calcuta
Editorial Martínez Roca

 

Agustín Gonzalez Collins