11/02/2019 – La Diócesis de Goya, que está iniciando su año sinodal, convocó a sus jóvenes dirigentes a fines de enero para un Campa-Misión. En este espacio buscaron “favorecer y propiciar la fraternidad, a la vez que ayuda en el caminar diocesano, el conocernos, a favorecer la elaboración del proyecto de vida de cada joven, reflexionar respecto a las acciones de evangelización juvenil que se desarrollan los diferentes grupos juveniles”.
También durante el verano, jóvenes aprovechan su tiempo libre para seguir formándose y así poder ofrecerse mejor en el servicio.
Leandro del departamento de Goya nos escribió para contarnos de esa experiencia:
Primeramente tenemos que tener noción de que este es nuestro año, el año de los jóvenes y por eso el novenario está dirigido a nosotros con el lema ¿Qué es el joven para que te fijes en él? Apuntando al discernimiento de las vocaciones. Esta es nuestra oportunidad para que los jóvenes en conjunto con los adultos trabajemos sinodalmente en todos los ámbitos donde las cualidades de cada uno se complemente y se potencien entre sí. Un mensaje que me quedó muy claro y es que Dios en la eternidad ya nos pensó y amó profundamente, Él nos busca constantemente sin importar la historia de vida de cada uno. Quiere entrar en una intimidad, una amistad, donde nosotros podemos conocerlo personalmente. Nuestro Dios es un Dios Trinidad (el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo) y cada persona de la Trinidad hoy quiere esa intimidad con cada uno de nosotros y habitar nuestro corazón. Por otra parte, el campamento también me ayudó a darme cuenta de la importancia de las cuestiones pastorales y la organización que tenemos como iglesia, que no podemos hacer las cosas de forma individual o fragmentada sino que la iglesia nos pide que caminemos sinodalmente (todos juntos). El campamento es un lugar de reflexión, de aprendizaje, de servicio y de escucha dónde podemos profundizar todos estos temas para poder compartir con las distintas pastorales. Yo no puedo estar más que feliz de haberle dicho que sí a Jesús para vivir junto a tantos jóvenes de distintos departamentos ésta experiencia. Volví colmado de momentos plenos de gracia, y sin lugar a dudas volvería a decir sí.
Primeramente tenemos que tener noción de que este es nuestro año, el año de los jóvenes y por eso el novenario está dirigido a nosotros con el lema ¿Qué es el joven para que te fijes en él? Apuntando al discernimiento de las vocaciones. Esta es nuestra oportunidad para que los jóvenes en conjunto con los adultos trabajemos sinodalmente en todos los ámbitos donde las cualidades de cada uno se complemente y se potencien entre sí.
Un mensaje que me quedó muy claro y es que Dios en la eternidad ya nos pensó y amó profundamente, Él nos busca constantemente sin importar la historia de vida de cada uno. Quiere entrar en una intimidad, una amistad, donde nosotros podemos conocerlo personalmente. Nuestro Dios es un Dios Trinidad (el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo) y cada persona de la Trinidad hoy quiere esa intimidad con cada uno de nosotros y habitar nuestro corazón.
Por otra parte, el campamento también me ayudó a darme cuenta de la importancia de las cuestiones pastorales y la organización que tenemos como iglesia, que no podemos hacer las cosas de forma individual o fragmentada sino que la iglesia nos pide que caminemos sinodalmente (todos juntos).
El campamento es un lugar de reflexión, de aprendizaje, de servicio y de escucha dónde podemos profundizar todos estos temas para poder compartir con las distintas pastorales. Yo no puedo estar más que feliz de haberle dicho que sí a Jesús para vivir junto a tantos jóvenes de distintos departamentos ésta experiencia. Volví colmado de momentos plenos de gracia, y sin lugar a dudas volvería a decir sí.
El Campa-Misión, propiamente dicho, constó de dos grandes pilares: por una parte la formación de los animadores y por otra la misión.
Dario Niveyro de Mercedes también nos dejó su testimonio:
“Al ser la primera vez que iba estaba lleno de intriga porque no tenía idea de qué se trataba. Lo viví con mucho compromiso, porque es la primera vez que asumo una responsabilidad dentro de la iglesia, (todo es nuevo para mí). Sentí un entusiasmo y una alegría inmensa al ver la cantidad de jóvenes que éramos, de saber que los que nos jugamos por la iglesia no estamos tan solos y eso me motivo a ponerle todas la fichas a este campa. Sumó a mi vida ánimo para seguir adelante, seguridad en mi fe, más compromiso con el trabajo pastoral, ya que entendí que un joven comprometido y entusiasmado suma a más jóvenes a seguir al Señor y compartir su palabra con quienes la necesitan. Creía que los jóvenes creyentes estábamos un poco aislados y que la coordinación de esta actividad podría llegar a ser un poco rígida o aburrida y en cambio fue una fiesta y un aprendizaje inolvidable, y más que nada lo acompañados que estamos por el obispo y los párrocos y seminaristas”.
“Al ser la primera vez que iba estaba lleno de intriga porque no tenía idea de qué se trataba. Lo viví con mucho compromiso, porque es la primera vez que asumo una responsabilidad dentro de la iglesia, (todo es nuevo para mí). Sentí un entusiasmo y una alegría inmensa al ver la cantidad de jóvenes que éramos, de saber que los que nos jugamos por la iglesia no estamos tan solos y eso me motivo a ponerle todas la fichas a este campa.
Sumó a mi vida ánimo para seguir adelante, seguridad en mi fe, más compromiso con el trabajo pastoral, ya que entendí que un joven comprometido y entusiasmado suma a más jóvenes a seguir al Señor y compartir su palabra con quienes la necesitan.
Creía que los jóvenes creyentes estábamos un poco aislados y que la coordinación de esta actividad podría llegar a ser un poco rígida o aburrida y en cambio fue una fiesta y un aprendizaje inolvidable, y más que nada lo acompañados que estamos por el obispo y los párrocos y seminaristas”.