04/09/2019 – Durante una semana de las vacaciones de invierno, un grupo de jóvenes de Santiago de Chile, se trasladan a zonas rurales para construir, junto a las comunidades, pequeñas capillas. El apostolado Cruzadas de Regnum Christi, busca dar una respuesta a los parajes con comunidades aisladas que no cuentan con un templo y se reúnen en casas o en clubes sociales. “Inspirados en Cristo, construyamos un Chile más justo y humano”, cuentan en sus redes.
Tras esa semana de trabajo comunitario de 200 voluntarios en la que construyeron 7 capillas, Bernardita Campino Ferrada, nos cuenta su testimonio:
https://www.instagram.com/p/B0T-WvhjBFE/
Les pregunté: ¿Qué es para ti cruzadas? Las respuestas fueron diversas: “un lugar para encontrarme a mi misma”, “me di cuenta que yo tengo 3 capillas y una parroquia al lado de mi casa, ellos recién tienen su primera capilla y su fe era muchísimo mayor que la mía”, “un lugar para escapar de la rutina y reflexionar sobre quién quiero ser, y a la vez conocer personas increíbles”, “aprendí a valorar lo que de verdad importa”. Pero la pregunta que realmente importa es: ¿Por qué vine (de nuevo) este año? ¿Qué es lo que realmente me motiva? Y no hablo de “porque el año pasado lo pasé bacan” o “porque mi amiga me dijo que era entretenido”. Hablo de ese movimiento interior, esa inquietud. Esa búsqueda de algo. Y es que la vida es eso ¿no? La búsqueda de la felicidad, la búsqueda de la plenitud. Y en esta búsqueda nos topamos con ciertos oasis de amor, de alegría, de reflexión y también de introspección. Esta semana de trabajos es un oasis en nuestro día a día. Son pausas necesarias en las que conocemos una nueva realidad, preciosa por cierto, conocemos a nuestros pares, sus sueños, sus debilidades, sus alegrías. También a nosotros mismos, conocemos la mejor versión de nosotros, esa que queremos ser siempre. Pero por sobre todo, conocemos el amor de Dios. Desde la naturaleza que nos dio, con su preciosa cordillera, su clima frío que nos mantenía despiertos, gallinas perros y caballos, las sopaipillas y pan amasado que nos daban las personas del pueblo, las duchas y baños que nos ofrecían, los martillos, andamios y taladros que nos prestaban. Todos teníamos una Margot tan acogedora, un Tancho tan ayudador, un Don Orlando tan generoso y una Tere tan alegre que nos marcó. Aquí, en esta semana de frío y cansancio, con muchas risas y conversaciones, nos damos cuenta de cuánto nos da Dios. Nos damos cuenta que la felicidad está en los detalles. Y salimos con una enorme lista de quehaceres para mejorar cada día. La motivación que realmente cuenta y la que menos decimos, es ese sentimiento de agradecimiento, hemos sido tan bendecidos en nuestra vida, que dar una semana al prójimo no parece un deber sino algo natural. Aunque a veces me pregunto si los regalados son ellos o nosotros. Al final les pregunté: ¿Volverías? Esta vez fueron todas iguales: sin duda.
Les pregunté: ¿Qué es para ti cruzadas? Las respuestas fueron diversas: “un lugar para encontrarme a mi misma”, “me di cuenta que yo tengo 3 capillas y una parroquia al lado de mi casa, ellos recién tienen su primera capilla y su fe era muchísimo mayor que la mía”, “un lugar para escapar de la rutina y reflexionar sobre quién quiero ser, y a la vez conocer personas increíbles”, “aprendí a valorar lo que de verdad importa”.
Pero la pregunta que realmente importa es: ¿Por qué vine (de nuevo) este año? ¿Qué es lo que realmente me motiva? Y no hablo de “porque el año pasado lo pasé bacan” o “porque mi amiga me dijo que era entretenido”. Hablo de ese movimiento interior, esa inquietud. Esa búsqueda de algo. Y es que la vida es eso ¿no? La búsqueda de la felicidad, la búsqueda de la plenitud. Y en esta búsqueda nos topamos con ciertos oasis de amor, de alegría, de reflexión y también de introspección.
Esta semana de trabajos es un oasis en nuestro día a día. Son pausas necesarias en las que conocemos una nueva realidad, preciosa por cierto, conocemos a nuestros pares, sus sueños, sus debilidades, sus alegrías. También a nosotros mismos, conocemos la mejor versión de nosotros, esa que queremos ser siempre. Pero por sobre todo, conocemos el amor de Dios. Desde la naturaleza que nos dio, con su preciosa cordillera, su clima frío que nos mantenía despiertos, gallinas perros y caballos, las sopaipillas y pan amasado que nos daban las personas del pueblo, las duchas y baños que nos ofrecían, los martillos, andamios y taladros que nos prestaban. Todos teníamos una Margot tan acogedora, un Tancho tan ayudador, un Don Orlando tan generoso y una Tere tan alegre que nos marcó.
Aquí, en esta semana de frío y cansancio, con muchas risas y conversaciones, nos damos cuenta de cuánto nos da Dios. Nos damos cuenta que la felicidad está en los detalles. Y salimos con una enorme lista de quehaceres para mejorar cada día.
La motivación que realmente cuenta y la que menos decimos, es ese sentimiento de agradecimiento, hemos sido tan bendecidos en nuestra vida, que dar una semana al prójimo no parece un deber sino algo natural. Aunque a veces me pregunto si los regalados son ellos o nosotros.
Al final les pregunté: ¿Volverías? Esta vez fueron todas iguales: sin duda.
Bernardita Campino Ferrada.
21 años
Ex alumna Colegio San Isidro
Posted by Cruzadas Chile on Thursday, July 25, 2019