Todo lo pensaste Señor. Es sorprendente entrar en profunda relación con vos, porque nos damos cuenta de que realmente nos conoces, más de lo que nosotros nos conocemos. Conoces nuestros limites, nuestras dificultades, y también nuestras ansias de plenitud, de felicidad. Y conoces también lo difícil que nos es llegar a este fin por nuestros propios medios. Lo contemplaste en tu partida. ¡Vamos entendiendo cada día tu consejo: “Les conviene que yo me vaya”! Cuando les prometías a tus discípulos el Espíritu, tu Espíritu. Necesitábamos de este inmenso regalo, para llevar a cabo esta hermosa misión, esta nueva identidad que nos diste a cada uno. Era la fuerza, la claridad que nos faltaba, para poder terminar de adherirnos a Vos y así caminar con Vos hasta el fin.
Pero para poder ser fecundos, para poder ser como vos, y que tu Espíritu nos inunde y saque lo mejor de nosotros, es necesario un corazón dispuesto. Eso te pedimos hoy, en estos días de preparación para un nuevo Pentecostés. ¡Danos un corazón que no tenga reparo en dejarse tomar, poseer por tu Espíritu! Te pedimos ayuda para entregar también las cosas que aún nos dominan, que nos cuesten, y también de las cuales aún nos somos conscientes.
Confiamos en Vos. Sabemos que querés y soñás lo mejor de cada uno. Tu amor en cruz, tu amor de amigo nos conquistó, y queremos entregarte toda nuestra vida. Unir nuestras voluntades con la tuya para poder caminar como vos, viviendo en, desde y por el amor y darnos como vos a los demás.
Danos un corazón consiente, para que ningún día nos olvidemos de que te necesitamos, y en tu Espíritu nos unimos. Que cada día caigamos menos en pensar que podemos solos, para poder tener la humildad de pedir el auxilio necesario en cada momento. Que se nos haga habito, el no encarar la vida sin confiarnos en Vos.
Gracias Señor. Porque llevaste a un nuevo y maravilloso nivel el don de la amistad. Al regalarnos tu Espíritu, te nos volviste a dar vos mismo en intimidad. Gracias, por confiarnos tu vida. Llévanos a buen puerto, queremos seguirte y hoy sabemos que es posible. Regalanos este corazón dispuesto para poder subir a la barca, y navegar mar adentro.