Cuando las heridas nos encuentran con el Amor – Cristobal Fones sj

viernes, 28 de mayo de
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El pasado 20 de Mayo se dio inicio al Año Ignaciano bajo el lema “ver todas las cosas nuevas en Cristo” al cumplirse 500 años de que una bala de cañón atravesó la pierna de Ignacio de Loyola durante la batalla de Pamplona. Esta herida lo forzó a cambiar el rumbo de su vida. Ignacio sufrió una herida muy grave que significó la derrota del bando que lideraba y la humillación de ser llevado convaleciente por sus mismos adversarios a casa de su hermano mayor. No se lo esperaba, quería ganar. Pero pierde. Se cae su orgullo, se desmoronan sus éxitos. Piensa en “volver a lo de antes”, le duele su vanidad y sufre mucho por querer mantener su apariencia física; intenta aferrarse a sueños de grandeza que antes le valían su honra, pero que ahora lo dejan vacío. A partir de su herida, inició una peregrinación interior y exterior que lo llevó poco a poco a ver como nuevas todas las cosas en Cristo. Peregrinó, viajó, estudió y se ordenó sacerdote, fundando luego la compañía de Jesús.

Para conmemorar este hecho, la compañía de Jesús presenta un nuevo canto que recoge la experiencia de conversión de San Ignacio. Con letra de José María Rodríguez Olaizola SJ y música de Cristóbal Fones SJ, “La Herida” busca también reflejar nuestra historia de conversión, nuestras crisis, los dolores que nos llevaron al encuentro personal con Jesús, que va curando nuestras heridas, nos lleva a la confianza en Él y la escucha atenta para discernir, nos plenifica y nos acerca al Amor. Este canto nos ayuda a mirar las propias heridas con más amor y esperanza. No se trata antes ni ahora de negar las heridas, de borrar el pasado, de tener todo resuelto, sino de hacernos peregrinos en la tierra del Evangelio.

Desde sus redes sociales Cristobal expresa:

«En este último año hemos conectado de un modo más transparente con nuestras heridas, tanto las personales como las comunitarias. El tiempo pascual es un tiempo propicio para volver sobre las heridas, para mirarlas con el amor que redime, sana y señala nuevos aprendizajes.

Es el mismo Resucitado el que nos invita a tocar la marca del dolor para descubrir Su presencia en la historia, en nuestra historia. Vivimos tiempos críticos en muchos sentidos, de profundas heridas físicas, sociales, económicas, medioambientales, políticas, comunitarias, afectivas, psíquicas y espirituales…

Y en medio de ellas, una esperanza que nos des-instala, que nos des-cubre y nos moviliza hacia el amor. Les animo a escuchar esta canción y hacerla propia de cara al Señor, al mundo, a nuestros pueblos, a la creación y a nosotros mismos…»

¡Bendita sea la herida que nos acerca al amor!