Cuidado de la casa común: “No podemos mirar hacia otro lado, este es nuestro momento”

viernes, 21 de junio de
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En la ciudad de Rafaela un grupo de jóvenes comenzó a movilizarse contra el cambio climático. Vieron que esta situación afectaba de un modo especial a la gente de su zona, por sequías seguidas de inundaciones, que afectan los campos, principal motor económico de esa región.

Agus Rodriguez Ortiz de Rozas es coordinadora de animadores en argentina del Movimiento Católico Mundial por el clima y nos cuenta su testimonio en el servicio: “Trabajamos mucho para que se conozca el mensaje del Papa Francisco en la Laudato si y para que todos tomemos consciencia de lo importante de cuidar nuestra casa común.

Desde el movimiento, fundado por un argentino, trabajan en 3 ámbitos: la conversión ecológica integral del corazón; aplicar laudato si a la vida de cada uno con una vida sencilla; y por último la movilización para despertar consciencia.

 

“Decidimos ponernos manos a la obra”

La ciudad de Rafaela se encuentra en el centro oeste de la Provincia de Santa Fe, Argentina. Al situarse la Diócesis en un área destacada por la agricultura, ganadería y la lechería, la crisis climática afecta la vida de la gran mayoría de las personas que viven en esta región del territorio argentino. Es por ello que muchos jóvenes se forman profesionalmente en carreras que tienen la agricultura y ganadería como base de estudio.

En los últimos años el sector agropecuario debió hacer frente a grandes sequías seguidas de extensas inundaciones. Es por ello que decimos que los efectos de la crisis climática son visibles en nuestra región y fuerzan a muchos sectores a adaptarse a ellos. La agricultura tiene una doble característica es un alto generador de emisiones contaminantes, pero también es uno de los sectores más vulnerables a los efectos del clima.

Por todas las razones mencionadas anteriormente y como jóvenes católicos pertenecientes a este extenso territorio argentino creemos que no podemos mirar para otro lado. Estamos convencidos de que tenemos que compartir con todos el mensaje de la encíclica Laudato Si, para que en comunidad podamos vivir una conversión ecológica integral, abogando por nuestros hermanos que más sufren las consecuencias de la citada crisis climática.

En el mes de abril y luego de experimentar cada uno en nuestro corazón el deseo de hacer propia la invitación del Papa Francisco en la encíclica Laudato Si, decidimos ponernos manos a la obra y formar el primer capítulo del Movimiento Católico Mundial por el Clima en la ciudad de Rafaela. Gracias al apoyo de muchas personas de buena voluntad hemos podido en dos meses realizar muchas acciones en nuestra comunidad, por el Día de la Tierra hemos plantado árboles en un Monasterio Benedictino al norte de la ciudad en conjunto con las hermanas que allí viven. Además estuvimos realizando charlas con estudiantes de colegios católicos y jóvenes universitarios. El 24 de mayo en el cuarto aniversario de la encíclica Laudato Si nos unimos a los miles de jóvenes que en el mundo salieron a las calles para pedir por justicia climática, compartiendo también el mensaje de la encíclica. En los próximos días asumimos el compromiso en conjunto con la Pastoral Universitaria de la diócesis, el Grupo Misionero, Scouts, de construir un parque para niños que viven en un lugar donde ahora hay basura y desechos.

En lo personal el movimiento me ha permitido unir mi formación académica con mi fe, y estoy muy agradecida por ello. Creo que todos los católicos debemos responder al llamado que nos hace el Papa Francisco ya que las peores consecuencias de esta crisis climática las sufren nuestros hermanos más vulnerables. Cada uno desde su lugar y sus posibilidades, pienso que debemos ser consientes de que estamos todos conectados y debemos sentir que lo que afecta al otro también me afecta a mi.

No podemos mirar hacia otro lado, este es nuestro momento como jóvenes para alzar la voz por quienes no pueden, por los ancianos y niños que sufren a diario las consecuencias de las acciones de otros.