Dejate amar

domingo, 25 de abril de
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No sé si a vos te pasa algo parecido, pero cuando yo recibo algún regalo  o alguien tiene algún gesto conmigo… ¡No tengo idea de que decir! Bueno, si, “Gracias” pero… me quedo como felizmente paralizada. ¿Qué se hace?

Una vez una amiga me dijo: “Dejate amar”. Tan simple y concreta, esa frase me quedó resonando hasta ahora, muchos años después.

Dejarnos amar es una hermosa invitación -y un gran desafío-  a encontrar los gestos que Dios tiene con nosotros cada día, a través de las personas, de una palabra, de nuestra canción favorita que suena en la radio, de un detalle, etc. y disfrutarlos, sin más. Pararnos unos minutitos a degustar eso, que hay cosas que de verdad pueden esperar un rato y mucho más si es en favor de regresar a lo esencial.

Dejarnos amar cuando todo va super bien, pero en las debilidades también. Reconocer que ahí, cuando nos sentimos un poco bajoneados, cuando fallamos… estamos siendo amados incondicionalmente.

Dejarnos amar, redescubriendo con la mirada atenta que el Buen Pastor está ahí, en cada paso, en cada momento, acompañándonos y abrazándonos; conociéndonos a cada uno, llamándonos por nuestro nombre, charlandonos en el camino.
Y si nos perdemos… deja todo y va corriendo a buscarnos, extendiéndonos su mano para regresar.

Dejarnos amar, es llenarnos el corazón de él tanto que rebalse para que lo compartamos también amando a los demás.