Detrás de ti camino lloroso con un bajón en el rostro arrastrando los pies bajo lluvia pero sigo esperando un milagro.
Por ti he bajado mi coraza por haberte visto de lejos con una sonrisa diciéndome, “tranquilo, todo pasa” y con un apretón me abrazas.
María fuiste hija, mujer, y madre por mí sos mi madre y mi maestra desde siempre estuviste ahí a mi lado y estás.
Por eso como seguidor de Jesús te miro, sigo tu ejemplo, para juntos caminar hacia tu Hijo, a quien le seguís en quien tenés puesta tu mirada.
Enséñame a hacer como vos ir tras el Servidor Bueno junto al Pueblo que congregas bajo tu amparo y bajo tu manto.