Dios de los vivos
De los que se arriesgan y a veces fracasan
De lo que se dan y exponen su debilidad
De los que lloran por lo propio y lo ajeno
De los que se dejan conmover y sufren
De los que a veces se cansan de intentar
Dios de los vulnerables, de los frágiles,
de los heridos, de los rechazados, de los cansados.
De quienes apuestan sin éxitos asegurados
Porque vivir es arriesgar
Y es darse aunque a eso a veces duela
Darse es amar y amar es lo opuesto a poseer
No hay posesión en el Amor, todo es entrega.
De quienes no se conforman con lo de siempre
De los que se involucran y se dejan tocar las entrañas
De quienes se gastan en Tu causa
que es la causa de tantos
Quienes no se resignan con dejar vencer y reinar
en el propio corazón al egoísmo
que petrifica los sentidos y la Vida
Dios de los que se quiebran y en Vos sanan
De quienes saben que la Vida es Encuentro
Y así viven y así te buscan
Dios de la fiesta compartida
Del gozo desbordante
Del gesto sincero y la mirada compasiva
De los que abrazan y perdonan
De los que saben hacer de la Vida gesto
y del tiempo ofrenda.
De los que esperan y confían
Porque saben en quien tienen puesta su esperanza
De los que saben ver la Vida
surgir en medio del caos,
de los que sostienen la esperanza
al ver resucitar el Amor en medio del dolor
Dios de los que se saben llamados a tu Plenitud.
Dios de los vivos, Dios que se encarna
Y se hace compañero y amigo de nuestros días.
Dios mío, Dios nuestro, Dios de los vivos.