No es solo creer en un Dios que es amor sino también creerle a un Dios que me ama y porque me ama ve en mí posibilidades que ni yo misma veo. Un Dios que me cree capaz de amar a su modo aunque yo no me lo crea. Un Dios que me invita a creer que en Él puedo, que en Él soy capaz de darme y de amar.
Será una lucha ardua contra una baja estima mal fundada. Elijo creerte, Señor. Creerte cuando me decís que en Vos hay posibilidades de ser, que aún con toda mi pobreza soy capaz de ser tu instrumento, que mi boca es capaz de pronunciar tus palabras, que mis manos son capaces de amar hasta gastarse, que mis pies son capaces de dar pasos hacia Ti.
Elijo creer en Vos, Dios de la Vida, que me amás más de lo que yo misma soy capaz. Elijo arriesgarme a soñar porque en vos siempre está abierta la posibilidad, elijo apostar confiando en que Vos podés obrar maravillas en esta pobre vasija de barro. Confío y elijo creerte y apostar.