En la cruz está la vida y el consuelo,
y ella sola es el camino para el cielo.
En la cruz está “el Señor de cielo y tierra”,
y el gozar de mucha paz, aunque haya guerra.
Todos los males destierra en este suelo,
De la cruz dice la Esposa a su Querido
que es una “palma preciosa” donde ha subido,
y su fruto le ha sabido a Dios del cielo,
Es una “oliva preciosa” la santa cruz
que con su aceite nos unta y nos da luz.
Alma mía, toma la cruz con gran consuelo,
que ella sola es el camino para el cielo.
Es la cruz el “árbol verde y deseado”
de la Esposa, que a su sombra se ha sentado
para gozar de su Amado, el Rey del cielo,
El alma que a Dios está toda rendida,
y muy de veras del mundo desasida,
la cruz le es “árbol de vida” y de consuelo,
y un camino deleitoso para el cielo.
Después que se puso en cruz el Salvador,
en la cruz está “la gloria y el honor”,
y en el padecer dolor vida y consuelo,
y el camino más seguro para el cielo.
Santa Teresa de Ávila
Es así que me animo a acercarte un plato fuerte para este Viernes Santo, viernes que es menester volver los ojos a esos dos maderos cruzados que luego que El Amado dejase coserse con clavos por Amor a todo el género humano de todos los tiempos, se convirtiesen en un signo de Victoria. Sí, de victoria. Victoria de Jesús ante la muerte. Ninguna realidad de muerte tiene palabras definitivas en nuestra vida.
Aunque para poder Vivir la Pascua, es necesario el reposo en la Cruz. Animate a orar este misterio tan desbordante e inconmensurable.
Santa Teresa de Avila sobre la oración decía que deja huellas. La oración deja huella en nuestro interior, “deja dejos”. No se trata de tener muy buenos deseos, ni de hacer eso que llaman “buenos propósitos”. La oración, como la amistad, es sobretodo un DON, un regalo que, acogido desde el corazón, va haciendo crecer algo nuevo, nos cambia. Y eso se nota por fuera, son esos “dejos confirmados con obras”.
Todos los sentimientos que puedan surgir en la oración tienen una importancia relativa. Lo fundamental es que esa obra de Jesús en vos, unida a tu respuesta, se va reflejando en otro modo de estar y actuar en la vida con otros valores, otros criterios, otros sentimiento profundos. Él nos ama sin medida ni condiciones. Amarle no es cosa de palabras bonitas, “sino servir con justicia, fortaleza y humildad”.
Solo un pequeño texto que espero te anime a dar el salto, a bajar la marcha, a girar, a avanzar a la dirección justa que es siempre mirarle a Él.
¡Si, es verdad, ya hemos espoileado el “final”, sabemos que RESUCITA y VENCE A LA MUERTE! Pero quienes queremos peregrinar a la patria eterna a “respiros de Santidad” debemos recordar que sin cruz no hay resurrección.
¡Ánimo! Él siempre se acuerda de su Alianza.