Madre: en tus brazos se puede sentir que uno vive seguro. Que la vida -aunque a veces no me sea tan fácil de caminar- tiene tu amparo.
Hay días en los que mi hogar necesita de tu calor, de tu presencia materna y pura. Sólo tu puedes dar color a mis tristezas, a mis manías grises y burdas.
El amor con el cual vivo es muy pobre. Dame la intensidad de tu fuego materno, y enciende en mí lo que se apaga por dentro.
Dame la gracia de recuperar la amistad de Aquél que abandono con mis errores. De Aquél a quien mi vida busca y llama por la noche.
Dame la alegría de saberme hermano. De tener en cuenta que camino con otros, y que al cielo se va de la mano.
Enséñame la simpleza de tus actos.
Ayúdame a rezar y a ser más humilde en lo cotidiano.