… y lo pasado, vuelve. Esos miedos, temores, tentaciones.
Pero meditando el Evangelio de las tentaciones de Jesús en el desierto, me pregunto: si Él fue tentado… ¿cómo voy a pretender que a mi no me pase? ¿no es un “sin sentido”?
Pero el secreto está en no ceder a ellas, en no dialogar… yo soy tentada y todo mi mundo se paraliza… SEÑOR, EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI VIDA Y MI CAMINO.
Porque a veces veo todo borroso, en tus manos, Señor, encomiendo mi vida y mi camino.
Porque a veces no veo nada, en tus manos, Señor, encomiendo mi vida y mi camino.
Porque a veces quisiera tener certezas sobre el futuro, en tus manos, Señor, encomiendo mi vida y mi camino.
Porque a veces quisiera dejar de fallar a la gente, en tus manos, Señor, encomiendo mi vida y mi camino.
Porque a veces me avergüenzo de todo lo lindo que hacen por mi y mi falta de generosidad, en tus manos, Señor, encomiendo mi vida y mi camino.
Porque muchas veces tengo miedo a no hacer Tu voluntad, en tus manos, Señor, encomiendo mi vida y mi camino.
Porque muchas veces decaigo y me hundo en un pozo, en tus manos, Señor, encomiendo mi vida y mi camino.
Porque muchas veces tengo la tentación de mirar para otro lado se hace presente, en tus manos, Señor, encomiendo mi vida y mi camino.
Porque tengo miedo, en tus manos, Señor, encomiendo mi vida y mi camino.
Pero, sobretodo, porque te amo y quiero servirte en el hermano que sufre, en tus manos, Señor, encomiendo mi vida y mi camino.