“Entreguemos nuestros dones al servicio de los demás, la paga que Dios nos ofrece es inconmensurable”

lunes, 11 de marzo de
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11/03/2019 – La música puede convertirse en un gran vehículo para la evangelización. Gerónimo Blint, de Bahía Blanca, nos cuenta tu testimonio de misión que abarca diferentes dimensiones: a través de la Palabra compartiendo una reflexión del evangelio en Liturgia Joven, con la música visitando hogares y animando grupos, y las zapatillas caminando con su grupo el pueblo donde están misionando.

No es ingenuo y sabe de sus incoherencias y las de la iglesia. Aunque muchos lo cuestionen y lo desanimen sigue adelante: ” eso es lo que seguimos haciendo después de más de 2000 años, proclamamos la belleza de vivir de la mano de Cristo, de seguir sus pasos”. Sueña con ser médico para también poder servir desde su profesión.

 

“Este es el plan que tiene para mí, llevarlo mediante la música, la medicina, con lo que tengo, con lo que puedo”

 

¡Buenas! Mi nombre es Gerónimo Blint, tengo 20 años y vivo en la ciudad de Bahía Blanca, al sur de la provincia de Buenos Aires. Estudio Medicina y actualmente soy misionero del grupo misionero “Buscando Sonrisas” de la comunidad de San Cayetano, dependiente de la Parroquia San Roque y al Ministerio de Música de dicha parroquia y también pertenezco al Movimiento de retiros “Caminos de Vida Cristiana” y al equipo de Liturgia Joven.

Les voy a comentar sobre esta vocación de llevar a Jesús y su Evangelio a los demás y cómo me llena el corazón hacerlo cada día con mis virtudes, defectos y debilidades, siempre acompañado de la música y, en lo posible, también con la humilde ayuda que le puedo aportar a los que más necesitan del Jesús resucitado, como yo.

Era el año 2015 cuando fui invitado a participar del “Buscando” (como muchos le decimos al grupo) y con gusto acepté. Al siguiente sábado, ya estaba firme para ver qué era esto de ser misionero y no de Misiones (la provincia argentina), como tuve que aclarar varias veces.

Jesús les dice a sus discípulos: “Vayan por todo el mundo y proclamen la buena noticia a toda criatura” (Mc 16, 15) y eso es lo que seguimos haciendo después de más de 2000 años, proclamamos la belleza de vivir de la mano de Cristo, de seguir sus pasos y los de su madre, María.

Con miles de bajones y tristezas, con muchas personas que me tiran abajo, con muchas incoherencias por parte de mi madre la Iglesia y también propias (y muchas), pero al fin, confiado en Dios y su plan para mí, para la humanidad y para toda la Iglesia, siempre acompañado de mi familia, la comunidad de toda la Parroquia San Roque y mis amigos más cercanos.

El grupo está constituido por 4 ramas que son los Pequeños Misioneros de la Mano de Jesús (9-11 años), los Buscando Pequeños Caminantes (12-14 años), los Caminantes del Señor (15-17 años) y la rama Mayor (>18 años). Actualmente estamos misionando en Salazar. Las misiones duran tres años y realizamos con el pueblo varias actividades que involucran todas las edades y que colaboran a la formación de un hermoso vínculo que perdura mucho tiempo.

La música es un regalo de Dios muy grande y le doy gracias a Él por brindarme este don que hoy utilizo para gloria suya. Canto en las misas y también, en ciertas ocasiones, voy a los hogares de ancianos o a visitar a personas que están con algún problema de salud y que su familia me pregunta si le puedo ir a cantar alguna canción. No solo canto música cristiana, sino también tango y folclore, lo que favorece mucho al momento de visitar a los adultos mayores que aman tanto estos géneros.

Es hermoso cómo cambian las miradas de esas personas al escuchar las primeras estrofas, cuando caen sus primeras lágrimas y sonríen y luego su agradecimiento y su deseo para que me vaya bien en la vida, es hermoso y lo hermoso viene de Dios y por eso estoy muy tranquilo que este es el plan que tiene para mí, llevarlo mediante la música, la medicina, con lo que tengo, con lo que puedo.

Entreguemos nuestros dones al servicio de los demás, la paga que Dios nos ofrece es inconmensurable y la vida, muy apasionante.