Hacerte un hueco, Señor, en cada uno de mis días para que entres, para que te asomes a mi interior y lo llenes con tu luz. Hacerte un hueco y romper mis muros. Hacerte sitio. Dejarte entrar. Saberte abrazar.
Ponerte al centro. Darte el primer lugar porque si Tú estás todo encuentra su orden. Tú primero, el mundo después. Tú lo primero de mi día. Tú lo último de mi noche. Tú mi comienzo y mi fin. Tú, mi vida.