Jesús, buen samaritano, acercate a mí
Quiero acercarme
y contagiarme de tu compasión
para expresar tu ternura,
para ofrecer el aceite que cura heridas,
el vino que recrea y enamora.
Tú, Jesús, buen samaritano,
acercate a mí,
como hiciste siempre.
Ven a mí para introducirme en la posada de tu corazón.
acercate a mí,
herido por las flechas de la vida, por el dolor de tantos hermanos,
por los misiles de la guerra, por la violencia de los poderosos.
Sí, acercate a mí,
buen samaritano;
llévame en tus hombros, pues soy oveja perdida;
carga con todas mis caídas, ayudame en todas mis tribulaciones,
hazte presente en todas mis horas bajas.
Ven, buen samaritano,
y hazme a mí tener tus mismos sentimientos,
para no dar nunca ningún rodeo
ante el hermano que sufre, sino hacerme compañero de sus caminos,
amigo de tus soledades, cercano a tus dolencias, para ser, como Tú, «ilimitadamente bueno»
y pasar por el mundo «haciendo el bien»
y «curando las dolencias»
Amén