Miré hacia otro lado y mis ojos ya no están fijos en vos. Mis oídos están aturdidos de tanto ruido y ya no escucho con claridad tu voz. Sediento estoy porque he dejado de beber el agua de vida que brota de ti. Camino a tientas en la oscuridad porque me alejé de tu luz.
Pero no pierdo la esperanza, porque este deseo de mi corazón es fruto de tu amor. Tú me seduces para volver a encontrarnos en el camino, tus ojos buscan mi mirada, tu voz quiere derribar mi sordera y siempre me ofreces de beber el agua de vida eterna.
Señor, tu iluminas el camino de todo hombre y deseas que nadie se pierda.
Aquí estoy Señor, tú me encontraste
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