Estamos en un mundo super apurado, llenos de información, de tecnología, de cambios. En medio de ese caos, te invito a que tengamos presente que este acontecimiento no es “una cosa más”, que mañana la olvidamos viendo noticias más actuales… Este acontecimiento es EL ACONTECIMIENTO, que se renueva cada día y no pierde vigencia nunca.
Estamos hablando de un amigo tan fiel, que a pesar de las traiciones, negaciones, y las veces que fallamos, se da una y otra vez por vos y por mi. Nos ama hasta el extremo y nos regala una vida nueva. Jesús se pasa de bueno, y menos mal porque por lo menos para mí, entre tantas fragilidades y caídas, es genial saber que cuento con él aun en las situaciones más pesadas. Que maravilloso es Dios para ser tan compañero, para sostenernos, para ayudarnos a empezar de nuevo, para estar ahí 24/7, sin que hagamos merito, solo por pura gratuidad. Va más allá de mi entendimiento, pero me llena el corazón saberlo. Personalmente siento dos invitaciones especiales para este tiempo, y te los quiero compartir: La primera, es no esperar la próxima cuaresma – o Semana Santa- para reflexionar, buscar acercarme más a Dios, etc. Sino poder hacerlo cada día, como él está presente cada día en todo lo que hacemos. La segunda, poner lo mejor de mí para EL DESAFÍO que nos deja… Amar como él nos ama, ser testimonio de su resurrección y su luz para los demás. No creo que sea tarea sencilla, a decir verdad, pero ¿Sabes qué?, Jesús nos muestra con su vida que es posible y agarrados de su mano hay que caminar hacia adelante. ¡Jesús resucitó! Que no sea una alegría pasajera. Reavivemos la llama dentro nuestro cada día, y salgamos al mundo a iluminarlo.