La bicicleta para cuatro

miércoles, 19 de enero de
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Nunca me animé a preguntarle el nombre, solo sé que tiene 3 hijas y que vive a media cuadra de mi casa. La veo siempre y a veces charlamos. Hay en su rostro bastante cansancio y en su voz bastante paz.

En su bici caben cuatro. Ella y sus tres hijas. Una en el asiento que está en la parrilla, otra en la sillita sujeta al manubrio y otra más a upa. Con el otro brazo maneja. No sé cómo hace para mantener el equilibrio en la bici y en la vida. Fácil no debe ser. Tanto en la escena como en la vida cotidiana, el padre de las nenas no está.

Se me dio por escribir por las imágenes que me han atravesado en este último tiempo y esta es una de ellas. La bicicleta para cuatro me interpela y desnuda mi amor cómodo. Me invita a cuestionarme y a convertirme.  La bicicleta para cuatro también me esperanza, todavía hoy en el reino del individualismo feroz, hay quien ama hasta el extremo. El Misterio se sigue encarnando.

Gracias vecina por tu madurez para asumir la vida, por la grandeza del amor sencillo, por tu entereza, por no renunciar a la esperanza, por pronunciar en tus batallas la paz.