Me negaba a conocer China y fue el primer país al que viaje.
Me negaba ir a Madrid y ahí me tocó vivir.
Londres nunca fue una opción en mi lista, hasta que me cambiaron el vuelo.
Me niego a las grandes ciudades, y en ellas caigo.
Me niego a tanta sensibilidad y todo me atraviesa las entrañas.
Basta con negarme para que aquello suceda.
Será cuestión de aceptar más y negar menos.
Será cuestión de que, quizás, algún día, dejemos de resistir y querer controlar lo que nos sucede.
Sera cuestión de que, por fin, algún dia dejemos de resistirnos a Dios, y así, con Él, nos entreguemos a AMAR TODO.
Agustín Gonzalez