“Los jóvenes podemos trabajar para construir una sociedad mejor”

jueves, 5 de septiembre de
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05/09/2019 – Los jóvenes de la Parroquia Jesús Sacramentado de la Capital Federal participan con mucho entusiasmo de diferentes actividades: noches de la caridad, catequesis y grupos juveniles varios.

Entre ellos está el grupo misionero donde participa Daila. Se propusieron entender la misión verdaderamente como un estilo de vida y no como actividades aisladas al servicio de la comunidad. Ella nos cuenta sobre la experiencia misionera en Villa La Rana, un asentamiento de la localidad Villa Ballester, del gran Buenos Aires.

 

 Mi nombre es Dalila (19). Formo parte de la comunidad de Jesús Sacramentado en Almagro. Soy del grupo misionero y estoy en las actividades con niños y jóvenes los fines de semana.

Éste año se decidió en el grupo misionero, hacer de nuestra vida una misión cotidiana. Desde lo formativo y también en las acciones. No queríamos que la misión solo sea en las vacaciones. Así que se pensó en una misión de distintos momentos y lugares: La primera es en Ballester, Villa La Rana, que vamos una vez por mes. La segunda en Tres Algarrobos donde hicimos nuestra misión de invierno; y la última en Tilcara, Jujuy, donde vamos a hacer nuestra misión de verano.

Mi experiencia en La Rana fue increíble. Fuera de toda estigmatización, de prejuicio y miedo, me sentí completamente en paz y como en casa. La gente de la Capilla Itatí nos mostró su alegría por tenernos ahí misionando y acompañando al barrio. Se sienten misioneros como nosotros. Nos ayudan en las actividades de la tarde y en la misión barrial durante la primera parte del día.

Por la mañana, hacemos recorrida por las casas del barrio, invitando a todo el mundo a las actividades que hacemos por la tarde para todas las edades. Nuestra idea es hacer vínculos con las personas, disfrutar con los más chicos, escuchar a los jóvenes y tener una gran mateada con los adultos.

A la tarde, el patio de la capilla se llena de chicos y chicas de todas las edades que vienen a divertirse con nosotros. Ponemos unos tablones para los adultos para compartir unos mates y en la puerta esperamos a que lleguen los jóvenes.

Vi a Jesús en cada una de las personas que encontré en La Rana. Desde su humildad, su alegría, su energía, su espíritu servidor y sus brazos abiertos a nosotros cada domingo. ¡Disfruto de éste lugar que Jesús hoy nos dice que tenemos que estar!. Sigamos misionando y dando a conocer eso que tanto bien nos hace.

Esta experiencia suma a mi vida la certeza de que los jóvenes podemos trabajar para construir una sociedad mejor donde está muy instaurada la indiferencia. La Rana me demuestra en cada visita que el otro es una persona como yo, que tiene sentimientos, una historia y que no puedo solucionarle la vida a cada uno de ellos, pero si puedo hacer de ese Domingo una tarde de alegría, de escucha y de compartida, sin importar lo que nos hace diferentes. ¡Saludos amigos!