¿Necesito acompañante espiritual?

martes, 18 de agosto de
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Todo lo que yo le diga a Dios y todo lo que diga de Él, tiene que volverse cada vez más real. Que lo amo, que confío, que me fortalece, todo puede ser verdad, pero tiene que serlo cada vez más. Y eso se prueba en las situaciones difíciles, cuando estamos sin rumbo o en crisis. Si hay algo que vamos descubriendo, es que nadie puede andar solo por la vida de fe. Es por eso que hoy te propongo algo acerca de la vida espiritual: dejate acompañar.

 

¿Qué es un acompañante espiritual?

Bueno, es alguien que te acompaña en el camino de Dios. ¿Y por qué necesitamos alguien así? Porque muchas veces nos cuesta encontrar cuál es su plan en nuestras vidas. Necesitamos una persona con quien compartir, que no sea solo un amigo. El acompañante espiritual se preocupa de cosas que otros no se preocupan o saben. Es alguien que te regala su tiempo y se dedica a conocerte profundamente, y a partir de eso, ayudar a que te encuentres con Dios.

 

¿Cuál es la función de un acompañante?

Lo primero es entender que no es “director”. El director parece que se pone en pedestal y te dice “hacé esto, esto y esto”. Y la verdad, ni Dios se maneja así. Es por eso que un verdadero acompañante te dice más bien “yo no sé cuál es la voluntad de Dios para tu vida, pero vamos a buscarla juntos”. Es quien te da herramientas para que te hagas cargo de tu libertad. Por eso para encontrar alguien que te acompañe, es necesario ponerlo en oración. Pedile a Dios que te ponga alguien en el camino y proponete buscarlo.

El acompañante no te va a decir lo que querés escuchar, sino lo que necesitás escuchar (es instrumento). Hace falta cultivar la confianza mutua, una profunda sinceridad y docilidad. Eso se trabaja compartiendo la fe y la vida, encontrándose periódicamente. Hace falta la perseverancia.

¿Quién puede acompañar? Generalmente son sacerdotes, pero acompañar puede hacerlo una religiosa, un monje, un laico, un padre de familia, un joven con un camino de fe recorrido. Lo importante es que se haya preparado para esa tarea y te ayude.

¿Quién puede acompañarse? Vos. Hace falta caminar.

¿Te animás a dejarte acompañar?

Compartilo.

 

Padre Matías Burgui