28/03/2019 – Noel es de Concordia y participa como animador de la IAM (Infancia y Adolescencia misionera) en su Parroquia. Los grupos de la IAM viven y obran como fermento misionero en la Argentina y en todo el mundo.
Para Noel cada sábado es día de fiesta porque sabe que se encontrará con los niños. Hoy nos acerca su testimonios sobre su servicio de cada semana:
¡Hola, amigos! Me llamo Noel y soy un joven apasionado por Dios, Infancia y Adolescencia Misionera y los niños. Actualmente estoy como animador en la Parroquia Nuestra Señora de Lourdes, en Concordia, Entre Ríos. Todos los animadores hemos pasado por el lugar de ser niños y adolescentes en este hermoso apostolado, la IAM. Recuerdo aquel primer día donde, tímidamente, comencé este maravilloso camino misionero. De por medio hubo algunas dificultades personales que me distanciaron por un tiempito pero el Señor hizo su labor para que yo pudiera volver al lugar donde pertenezco. A lo largo del camino, como animador, he trabajado con las diferentes edades que abarca la obra pero, desde un principio, me hallé con los niños más pequeños. Ver cómo, atentos, escuchan la Palabra y luego la ponen en práctica en la misión. ¡Se me explota el corazón de amor! Trabajar con niños, como también con adolescentes, es magnífico pero también tiene sus desafíos, por ende la IAM ofrece talleres; por ejemplo: la ESAM (ESCUELA DE ANIMADORES MISIONEROS), entre otros que son llevados a cabo a lo largo del año. Este servicio me ayudó y me ayuda a crecer en lo espiritual y, como resultado, contagiar la alegría de tener a Cristo en el corazón; respondiendo así a nuestro objetivo: ser y hacer amigos para Jesús.
¡Hola, amigos! Me llamo Noel y soy un joven apasionado por Dios, Infancia y Adolescencia Misionera y los niños. Actualmente estoy como animador en la Parroquia Nuestra Señora de Lourdes, en Concordia, Entre Ríos.
Todos los animadores hemos pasado por el lugar de ser niños y adolescentes en este hermoso apostolado, la IAM. Recuerdo aquel primer día donde, tímidamente, comencé este maravilloso camino misionero. De por medio hubo algunas dificultades personales que me distanciaron por un tiempito pero el Señor hizo su labor para que yo pudiera volver al lugar donde pertenezco.
A lo largo del camino, como animador, he trabajado con las diferentes edades que abarca la obra pero, desde un principio, me hallé con los niños más pequeños. Ver cómo, atentos, escuchan la Palabra y luego la ponen en práctica en la misión. ¡Se me explota el corazón de amor!
Trabajar con niños, como también con adolescentes, es magnífico pero también tiene sus desafíos, por ende la IAM ofrece talleres; por ejemplo: la ESAM (ESCUELA DE ANIMADORES MISIONEROS), entre otros que son llevados a cabo a lo largo del año.
Este servicio me ayudó y me ayuda a crecer en lo espiritual y, como resultado, contagiar la alegría de tener a Cristo en el corazón; respondiendo así a nuestro objetivo: ser y hacer amigos para Jesús.
La escuela con Jesús Cada sábado trabajamos con la escuela con Jesús que integra cuatro encuentros. La catequesis misionera en donde se escucha la Palabra y, además, aprendemos a conocer los elementos básicos del ser misionero. La espiritualidad misionera: todos interiorizamos el mensaje aprendido en el anterior encuentro; lo asimilamos y lo vivenciamos. El servicio misionero: ayudamos a los niños y adolescentes para que den el paso de “ser” discípulos a “hacer” discípulos para Jesús, enseñando a otros lo que han aprendido de Él. Los niños reconocen, en la acción misionera, la misión evangelizadora. Por último, la comunión misionera: buscamos afianzar los lazos de amistad entre los miembros del grupo, crear vínculos de unidad, fraternidad y ayuda mutua. Los niños aprenden a compartir y se crea un ambiente oportuno para que todos se sientan como se sentían los discípulos con Jesús. También compartimos juegos didácticos y los bailes propios del apostolado. Además, luego de un retiro realizado por la parroquia, un grupo de personas entregadas al servicio, decidieron formar un grupo denominado “merienda misionera”. Su propósito es compartir, junto a los niños, un bendecido momento y una exquisita merienda.
Cada sábado trabajamos con la escuela con Jesús que integra cuatro encuentros. La catequesis misionera en donde se escucha la Palabra y, además, aprendemos a conocer los elementos básicos del ser misionero.
La espiritualidad misionera: todos interiorizamos el mensaje aprendido en el anterior encuentro; lo asimilamos y lo vivenciamos.
El servicio misionero: ayudamos a los niños y adolescentes para que den el paso de “ser” discípulos a “hacer” discípulos para Jesús, enseñando a otros lo que han aprendido de Él. Los niños reconocen, en la acción misionera, la misión evangelizadora.
Por último, la comunión misionera: buscamos afianzar los lazos de amistad entre los miembros del grupo, crear vínculos de unidad, fraternidad y ayuda mutua. Los niños aprenden a compartir y se crea un ambiente oportuno para que todos se sientan como se sentían los discípulos con Jesús.
También compartimos juegos didácticos y los bailes propios del apostolado. Además, luego de un retiro realizado por la parroquia, un grupo de personas entregadas al servicio, decidieron formar un grupo denominado “merienda misionera”. Su propósito es compartir, junto a los niños, un bendecido momento y una exquisita merienda.
¡Queridos amigos! Si están pensando en participar en este servicio, ¡no lo duden! Más niños y adolescentes del mundo necesitan conocer a Cristo y podés ser parte de esta maravillosa obra. ¡Qué Dios los bendiga! ¡De los niños y adolescentes del mundo, siempre amigos! ¡Transformados por Jesús, portadores de alegría!
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