Nuestro tiempo nos exige amar

jueves, 13 de febrero de

“El amor es paciente y bondadoso, no tiene envidia, ni orgullo, ni arrogancia. No es grosero ni egoísta, no se irrita ni es rencoroso; no se alegra de la injusticia, sino que encuentra su alegría en la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”

1 Corintios 13, 4-7

 

Estas palabras de San Pablo a los cristianos de Corinto siempre tocan el corazón. Cuando pensaba en este texto bíblico, se me vino enseguida la imagen sobre los enamorados (que en este mes celebran su día). En más de una ocasión he podido escuchar esta lectura en algún matrimonio. Y sí. La verdad que es muy bonito. Es un pasaje bíblico que perfectamente puede ayudar a una pareja que están poniendo su proyecto en común en manos del Señor.

Pero la verdad que cuando comencé a escribir, me hacía más sentido reflexionar sobre el amor en toda su magnitud, no solo en el amor estrictamente de pareja.

Y es que estas palabras se pueden aplicar a la relación con nuestra familia, con nuestros amigos y seres queridos. Es una invitación a poner nuestro corazón de cara al otro, poniendo todo de sí para amar sin medida y sin condición, sabiendo que la respuesta a muchas cosas es el amor.

Pensaba también en cómo podemos vivir este amor por medio de actitudes en lo cotidiano, dejando de lado nuestros propios intereses, poniendo nuestra mirada más allá de nuestra propia realidad. El amor que nos plantea San Pablo es un ejercicio para que podamos seguir creciendo y viendo de qué manera estamos amando cada día.

Nuestro mundo está tan carente de amor que vemos mucho dolor y sufrimiento en la vida de nuestra gente. Por eso es importante estar muy cerca de aquél que nos amó primero: Jesús. Él, supo que el amor no pasaría jamás, por eso amó y nos amó hasta el extremo, donando su vida en la cruz por nosotros, y es por eso que esa relación amorosa con Él nos permitirá vivir el amor en salida hacia los hermanos.

Vivamos el amor en nuestros ambientes, como nos salga mientras sea de corazón, con una palabra o un gesto, hacia quienes amamos y esforzándonos especialmente con aquellas personas que a veces son nuestra piedra en el zapato. El amor es una urgencia, este tiempo que vivimos nos exige amar.