Vulnerabilidad: capacidad de quedar tocado (Proyecto diccionario)

martes, 25 de enero de
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Quedar tocado. Quedar marcado. Hay un antes y un después de la vulnerabilidad acogida, sea esta propia o ajena porque si las heridas marcan las caricias también.

Dejarse tocar lo más frágil significa exponerse, lo cual siempre da miedo. La llave que abre la puerta tras cual escondemos nuestra fragilidad se llama ‘confianza’. Confiar en que nos tocarán la herida con suavidad, con ternura, con prudencia porque nos quieren cuidar, sanar, amar. Aunque no sepan cómo, quienes nos quieren están dispuestos a dejarse enseñar. Lo vulnerable nos enseña a amar.

Lo más vulnerable es lo que anida en lo profundo del corazón, ese espacio a la intemperie en el que todo es. No hay engaños, no existe la posibilidad de resguardarse con escudos, no hay falsas fortalezas en esta llanura extensa y eterna.  Es el corazón tierra que necesita ser cuidada porque en ella nos encontramos con nuestra verdad más íntima: lo que somos y lo que podemos ser late ahí.

Cuando por fin dejamos que otro acoja todo lo que somos, nos descubrimos amados y transformados en el Encuentro. El amor es el abrazo de dos vulnerabilidades, la acogida mutua, los pies descalzos, las manos abiertas, el corazón dejándose habitar, regar y florecer Encuentro tras Encuentro.

Porque me apropio, reformulo. He aquí mi definición de vulnerabilidad: parte intrínseca de mi ser, capacidad de dejarme amar, posibilidad de aprender a amar.

Nota: Proyecto Diccionario es una cuenta de Instagram que busca compartir a través de sus publicaciones la belleza y la hondura de ciertas palabras, redescubriendo ciertos matices que a menudo olvidamos.