Pentecostés: abandonarnos con docilidad a ese Espíritu que nos va interpelando la vida

miércoles, 19 de mayo de
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Llega Pentecostés… la fiesta del Espíritu! Después de 50 días viviendo el gozo de la resurrección de Jesús, hoy nos toca seguir celebrando porque en Pentecostés recordamos el momento del nacimiento de nuestra Iglesia y que hoy nos permite seguir anunciando a Jesús en todos los rincones del mundo.

Para mí, este Dios Espíritu que vive entre nosotros y nos impulsa a la misión es siempre una novedad, es pensar en ese Dios multiforme que nos va saliendo al encuentro y se nos presenta de distintos modos y a través de muchos rostros y situaciones.

Vivir hoy la solemnidad de Pentecostés es confiar en esa dinamicidad del Espíritu: “El viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene y a dónde va. Así es todo el que nace del Espíritu” (Jn 3, 8) Es abandonarnos con docilidad a ese Espíritu que nos va interpelando la vida, que nos va moviendo según lo que cada uno va necesitando.

También vivir a fondo este encuentro con el Espíritu Santo, tiene que ver con actualizar cada día el regalo de la fe, es asumir con compromiso y valentía el don recibido en el bautismo, y renovado en la confirmación.

Esperar con alegría Pentecostés es también acoger con alegría y sencillez de corazón los dones y frutos que el Espíritu nos conceda y pedir con humildad aquello que necesitamos en nuestra vida para vivirla en plenitud.

Pidamos la gracia de ponernos en actitud de “espera” para poder acoger a este Espíritu que como fuego viene a encender nuestros corazones, como agua viene a llenar nuestras fuentes, como una paloma nos infunde la paz. De cualquier forma, como sea que se nos presente, abramos nuestra vida a esta eterna novedad que viene llegando.