Respirar y contemplar,
abrir los ojos,
abrirlos de verdad, con los 5 sentidos.
Abrirse a lo que ves, sentís,
respirás.
Contemplar la inmensidad del mundo,
imaginar el infinito mar.
Hacer el ejercicio de saberse
y sentirse pequeño,
pequeño y significante,
pequeño pero sostenido en
los brazos de un gigante,
gigante en amor y misericordia.
En un mundo de inmensidades
y estruendos,
lo valioso e indispensable
de valorar lo pequeño:
tus pequeños pasos y esfuerzos
que te llevan hasta las cimas
jamás pensadas y secretamente anheladas.
Corina Acevedo