Siempre está Jesús

lunes, 6 de abril de
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Que días tan distintos nos toca vivir, una cuaresma completamente inesperada. Tan acostumbrados a correr y de pronto nos instalan una pausa. Una pausa que nos hace pensar, nos preocupa, pero también nos ayuda a reenfocar.

Empezamos a entender que las agendas cambian. Que aquello que parecía inamovible, se puede posponer. Que lo más hermoso está en lo simple, un abrazo y compartir un mate. Pero sobre todas las cosas, volvemos la mirada a Dios y nos damos cuenta que más allá del lugar, el tiempo, la gente; al final del camino siempre está Él.

Comprendemos que cuando levantamos nuestra mirada y abrimos el corazón, está Jesús. Un Jesús cercano, que constantemente está esperándonos, ansioso y expectante. Un Jesús que vino para quedarse, que nos abraza y reconforta en todo momento.