Sólo se amarte, hijo mío

miércoles, 29 de julio de
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Querido/a Hijo/a.

Yo sé de tus miedos

Yo sé de lo que guardas

Yo conozco tus sombras

Yo interpreto tu silencio.

Me acerco y te susurro canciones que te gustan cuando sé que te sentís mal.

No notas mi presencia, pero estoy ahí, sosteniendo tu cansado corazón.

Y te pido que me dejes amarlo, que me dejes amarte, pero vos insistís que sos indigno/a.

Si supieras que me desvelo cuidándote cuando te veo llorar.

Te quiero abrazar, pero vos me empezas a recordar cosas del pasado que yo ya perdoné.

Me hablas de diferentes pecados y de diferente gravedad y yo… yo no entiendo de eso

yo solo entiendo de amar.

Sólo se amarte. Solo quiero tenerte contra mi pecho y dejar que te desahogues, si tan sólo me dejaras.

Si entendieras, que sos mi hijo/a, que no me tenes que demostrar nada, sólo dejarte amar.

Sé de tus intentos fallidos, y dejame confesarte que me conmueve verte levantar una y otra vez, a pesar de lo duro de tus recaídas, a pesar de tus heridas. Yo sé cuanto te cuesta y cuanto duele.

Deseo tanto consolarte. Deseo tanto purificarte, pero no de tu pecado, eso ya lo hice. Deseo purificarte de ese sentimiento de indignidad que te invade y te impide acercarte con confianza a mi misericordia.

Si supieras Hijo/a que me siento feliz de tenerte.

Si dejaras de confiar tanto en tus esfuerzos, y permitieras que mi gracia te cobije serías testigo de cómo te transforma.

Siempre tomo nota de todo lo que me decís, siempre te escucho.

No hace falta que me imagines tan lejano, ni tan poderoso, ni tan majestuoso.

Yo lucho por mostrarme cada día más cercano, pero vos me haces sentar sobre tronos de oro en palacios lejanos. Yo sólo anhelo descansar en tu corazón.

Somos más parecidos de lo que te imaginas, te hice a mi imagen y semejanza.

Te escribí estas líneas con el corazón, espero que te dejes rescatar por el amor que ellas contienen.

Te espero donde siempre, en tu habitación.

 

Nico Zacarías