Tu mirada me salva

viernes, 21 de agosto de
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Tu mirada me salva; ante ella me siento contenida, sostenida y comprendida.

Tu mirada no me juzga ni me condena, me invita pacíficamente a confiar; tiene la fuerza de hacer que en mi alma, una brizna de esperanza se levante como aurora en la mañana.

Tu mirada no me reprocha ni me regaña, me invita cariñosamente a confiar; tiene autoridad para hacer que en mi alma, se vislumbre la fe del ocaso al caer la tarde.

Tu mirada me salva; en el momento que soy consciente de ella, me encuentro segura y sosegada ante mis miedos y desconciertos.

Tu mirada levanta mis ojos para vislumbrar con trasparencia la luz de la verdad. Ya no hay nada que temer. La oscuridad y la mentira que a menudo oprime y engaña al alma haciendo daño y causando divisiones, quedan desnudas ante la nitidez que sólo tu mirada puede dar.

Es ahí donde quiero estar con mis sentidos atentos, deseo dejarme penetrar por tu mirada, delante de ella me siento pequeña y frágil; sin embargo me da coraje y certeza.

Tu mirada, Cristo Jesús, acoge, redime, sana y salva; en ella, mis ojos encuentran refugio y amparo para mirar lo que es esencial.

 

Carolina Lizárraga, SSpS