Un refugio seguro

jueves, 21 de marzo de
image_pdfimage_print

Debes saber que, ante los sufrimientos que estás enfrentando, el Señor te llama al encuentro, y Él mismo desea ser tu cireneo y ayudarte.

El Señor sabe lo que tanto necesitas.

Es el Príncipe de la Paz que desea colmarte de su Paz y serenidad.

Es el medico Divino pues si lo quiere devuelve no solo la salud física sino también la del alma.

Él conoce tus deseos, tus pedidos, las intenciones de tu corazón.

Él sabe inclusive lo que no te atreves a pedir.

Y conoce lo que te hace sufrir, lo que te hace llorar. Porque existen cosas que la gente no cuenta a nadie –o por falta de coraje, la herida en la confianza o porque las personas no irían a comprender.  Es ahí donde la persona llora escondida. Son lágrimas secretas que los otros no pueden ver y gemidos que ellos no consiguen oír y nos sentimos solos, abatidos nos revestimos de una coraza que… Pesa, y bastante.

Pero si en nuestro corazón deseamos tanto una cosa, que ese deseo haga a nuestra voz gemir y a nuestros ojos llorar; aunque las personas no entiendan nuestro sufrimiento, al venir a estar con Él podemos tener la certeza de que nuestro deseo está delante de Dios (Salmo 37,10).

Y Él Señor responde toda oración, muchas veces, con un “Tranquilo, sé como obrar y será lo mejor” asegurando a nuestro corazón la certeza de su presencia que eleva, sana y fortalece.

“Tenemos un refugio seguro”… la adoración ayuda y mucho. No estamos solos, vayamos a su encuentro.