Nuestra Señora de Luján Madre del Pueblo Argentino, aquí estamos a tus pies para renovar la esperanza y porque vale toda vida.
Hoy Madre Nuestra de Luján, venimos como hijas e hijos tuyos, para junto a vos, comprometernos a defender al inocente que no ha nacido, y también a sus mamás que sufren en su cuerpo y en su espíritu.
Venimos a tus brazos de Madre, heridos y agobiados por tanta miseria y pobreza, por el abandono y la postergación de tantos hermanos, por la trata de personas, la eutanasia encubierta en los enfermos y ancianos privados de atención, y por tantas nuevas formas de esclavitud y descarte.
Vos conoces muy bien el dolor y la angustia de muchas mujeres. En ésta, tu Casa, son muchas las que te confían el secreto más hondo de su corazón: el intenso sufrimiento vivido en algún momento de confusión, el pesar que no se va y el arrepentimiento sentido y profundo. Conoces a tantas que dudan en lo más íntimo de su ser y tienen miedo de enfrentar la vida. ¡Qué inmenso es tu Amor Madre querida, nunca rechazas a nadie! Continuamente consolás, sanás, ayudás a levantar la vida y acercas a todas al Padre Misericordioso que en todo momento está dispuesto a perdonar.
Te pedimos por todas ellas y las que seguirán viniendo para que les regales esa misma fuerza que el Padre Dios te concedió para cuidar a Su Hijo e Hijo tuyo, en todos los momentos y circunstancias de su vida. La Patria se debate en estos días entre la vida y la muerte, necesitamos tu coraje, tu valentía tu audacia, para decir siempre que Sí a Dios y a la vida.
Ayudanos a no caer en la tentación de la mentira, la tibieza y la indiferencia, y así, no dejar a muchos afuera del camino de la vida. Estamos aquí para consagrarnos a Tu Amor de Madre y encomendarnos por tu intermedio, al Bueno de Dios. Y lo hacemos con infinita confianza.
Frente a tu Imagen, y a esta Casa que en todo momento nos acobija y protege, porque es Casa de nuestro Pueblo, nosotros como pastores, te consagramos, Nuestra Señora de Luján a nuestra querida Patria Argentina para que siendo fieles a Jesús, que es Buena Noticia de Vida y Amor, alcancemos con prontitud, una fuerte y sentida Reconciliación Nacional y una Paz duradera.
Queremos consagrar y encomendar a cada una de nuestras familias para que sean casa y escuela de vida, comunión y amor.
Te consagramos a las mamás que llevan una hija o un hijo en su vientre, y también te hacemos una entrega confiada de sus papás, para que toda vida que se geste pueda nacer, crecer y habitar en nuestra querida Nación.
Te consagramos a las niñas y a los niños, te pedimos que tengan una vida llena de esperanza y que no les falte nada.
Te consagramos a los jóvenes, dales la gracia de crecer como personas felices y plenas y que sean fuertes para hacer un mundo más humano.
Ponemos en tus manos de Madre a nuestros queridísimos ancianos para que vivan con serenidad y júbilo y todos aprendamos de su sabiduría. Madre de Luján, Tu Hijo, nuestro Amado Señor, nos ha entregado su Vida para que todos nosotros tengamos Vida en abundancia, danos un ánimo confiado, perseverante y lleno de valentía para ser sus discípulos-misioneros y defender la vida de cada persona, desde su concepción hasta la muerte natural, defenderla siempre y en toda circunstancia y que podamos hacerlo con claridad, firmeza y pasión hasta el final de los tiempos, cuando el Señor Jesús juzgue a todas las Naciones en el Amor.
Amén.
Oración del Episcopado Argentino
-Luján, 8 de Julio de 2018