Papa Francisco se despide de Chile con una misa celebrada en Iquique

jueves, 18 de enero de 2018
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18/01/2018 – El Papa Francisco celebró la misa por Nuestra Señora del Carmen, en el sector de Playa Lobito. Ésta fue la última escala del papa en Iquique, antes de partir camino a Perú.

 

La homilía del Santo Padre estuvo centrada en el evangelio de Juan 2, 1-12 : “Las Bodas de Caná” en donde recordó que este “fue el primero de los signos de Jesús y lo hizo en Caná de Galilea. Así termina el Evangelio que escuchamos y nos muestra la aparición publica de Jesús en una fiesta. No podía ser de otra forma, porque el Evangelio es una constante invitación a la alegría.”

¡Alégrate! dijo el ángel a la Virgen, María a Isabel, Jesús al ladrón

“El mensaje del Evangelio es fuente de gozo, que mi alegría esté en ustedes y sea plena, alegría que se contagia de generación en generación. Somos herederos de esa alegría porque somos cristianos.”, comentó Francisco.

El Papa destaco que “los hermanos del norte chileno saben vivir la alegría en clima de fiesta. Sus fiestas patronales, bailes religiosos, música y vestidos, hacen de esta zona un santuario de piedad y espiritualidad popular.

No es una fiesta que queda encerrada dentro del templo; logran vestir de fiesta a todo el poblado, celebran cantando y danzando la presencia amorosa de Dios y generan actitudes interiores que raramente pueden observarse en el mismo grado en quienes no poseen ese sentido.

Cobran vida las palabras de Isaías: “El desierto será un vergel y el vergel será un bosque”

En este clima de fiesta, el Evangelio nos presenta la acción de María, quien para que la alegría prevalezca, está atenta a lo que pasa a su alrededor. No se queda quieta, como buena madre se da cuenta que había algo que estaba por aguar la fiesta y, acercándose a su hijo, las únicas palabras que le escuchamos decir fueron no tienen vino.

Así María anda por los poblados, anda por todos nuestros entuertos familiares, esos que parecen ahogarnos el corazón para acercarse al oído de Jesús y decirle no tienen vino. No se queda callada, les dice que hagan lo que Él les diga. Mujer de pocas palabras y concretas, se acerca a nosotros y también nos dice que hagamos lo que Él nos diga.”

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El Santo Padre continuó diciendo que “Jesús hace sentir a sus amigos que ellos también son parte del milagro, el milagro lo hace con todos nosotros. Así hace el milagro Jesús, con nosotros.

El milagro comienza cuando los servidores acercan los barriles con agua, así también cada uno de nosotros puede comenzar el milagro, estamos invitados a ser parte del milagro para otros.”

“Iquique es tierra de sueños (ese es el significado en aymara de su nombre) gente que supo albergar a distintos pueblos y culturas, gente que marcha basada en esperanza por tener una vida mejor, acompañada de mochilas cargadas por miedo e incertidumbre, zona de inmigrantes que nos recuerdan familias que no se dan por vencida ante la adversidad.

Los que tienen que dejar su tierra para sobrevivir son imágenes de la Sagrada Familia que tambien tuvo de que trasladarse.

Tierra de sueños y de hospitalidad! No hay alegría cristiana cuando se les hacen sentir a los otros que sobran. Busquemos estar atentos a los otros que tienen la vida aguada, que les han quitado las razones para celebrar y no tengamos miedo para alzar nuestra voz y decir que no tienen vino.

Estemos atentos a las situaciones de injusticia y nuevas formas de explotación, atentos a la precarización del trabajo que destruye vida y hogares, a los que se aprovechan de la irregularidad de los migrantes, a la falta de techo, tierra y trabajo y, como María, digamos no tienen vino.

Aportemos lo que tengamos, por poco que parezca, no tengamos miedo a dar una mano, que nuestra solidaridad sea parte del baile o la canción que podamos entonarle al Señor.

Aprovechemos para aprender de la sabiduría que los inmigrantes traen consigo, no nos privemos de todo lo bueno que tienen para aportar y después dejemos que Jesús haga el milagro.”

“Alegría y fiesta contagiosa que nos lleva a no dejar a nadie fuera del anuncio de esta buena nueva y a transmitir todo lo de nuestra cultura originaria aporta.
Que María siga susurrando al oído de su hijo Jesús, no tienen vino y, en nosotros, se haga carne su palabra: Hagan todo lo que Él les diga”, concluyó el Papa Francisco.