¿Pobrismo? ¿Populismo? ¿Ideología? Por qué la Iglesia “prefiere” a los pobres

viernes, 5 de octubre de 2018
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05/10/2018 – Para el padre Diego Fares sj, “la preferencia por los pobres no responde a una romantización de la pobreza ni a una ideología marxista de ‘pobres versus ricos’. Tampoco es una estrategia de política populista que usa a los pobres para sacarles un voto. La opción por los pobres es cristológica porque, como decía san Alberto Hurtado, ‘el pobre es Cristo’”.

En el programa Diálogos de Actualidad entrevistamos al sacerdote jesuita por la situación de pobreza que hay en la Argentina según las últimas mediciones. “Las estadísticas -respondió Fares- sirven para hacer números y sacar porcentajes, y por eso depende si uno orienta los números en dirección a los rostros de las personas, o si es al revés, si uno usa los números para «no ver los rostros» de los chicos que a la noche no cenan”.

Para el jesuita mendocino, quien actualmente vive en Roma, “al Señor le conmueve la pobreza ‘sin pastor’, la pobreza de la que nadie se hace cargo. La pobreza que conmueve a Jesús es la del que está tirado al borde del camino y pasa la gente y ni lo miran”. En este sentido, agregó que “lo que conmueve en Argentina es una pobreza sin política o con la política por la mitad. Está bien ocuparse de los mercados y de las inversiones financieras, pero también hay que ocuparse de los niños pobres que tienen que tomar la leche en la escuela”.

Consultado acerca de la pobreza espiritual, Fares expresó: “Todos somos pobres existencialmente, aunque tengamos riquezas materiales. Nunca perdamos la capacidad de recibir los ‘vestidos de fiesta’ que Dios nos da, aún en medio de las mayores calamidades, porque si no tenés nada para recibir no podés ser amigo de Dios”.

El pobre de espíritu reza

Cuando le preguntamos sobre las personas que no se sienten “pobres” porque tienen trabajo, salario digno, etcétera, y que, sin embargo, quieren buscar esa “preferencia” del amor de Dios, el padre Fares recomendó “entrar en el espíritu de las bienaventuranzas por la pobreza de espíritu”. Y relató su propia experiencia: “Para mí, va por el lado de la oración: el pobre reza, adora, sabe agradecer al Padre que se ocupa de su pequeña vida. Yo rezo todas las mañana mi oración de pobre. Agarro una taza vieja que tengo, la agarro juntando las dos manos, y me pongo un rato ante el Señor con la taza vacía, pidiendo que me de algo para vivir hoy. Empiezo cada día de cero. Después de un rato, sí, retomo mis hábitos, leo algo de lo que estoy rezando en este tiempo, pongo las cosas que tengo entre manos en mi misión, a la gente que me pide que rece… Pero lo primero es oración de pobre, como los que van a desayunar al hogar San José que cada día tienen que pedir el jarro de mate cocido con leche. Después, la pobreza en cosas, en dinero y bienes. El que trabaja, el que vive de un salario está ligado con la pobreza porque es pobre el que trabaja. Rico es el que acumula, el que vive de rentas y no hace nada para los demás”.