Dios nunca cierra la puerta

miércoles, 2 de marzo de 2016

Papa francisco saluda

 

02/03/2016 – En la audiencia de hoy en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco continuó su catequesis sobre la misericordia en la biblia. Francisco dijo que Dios nunca nos cierra la puerta, pero que también corrige para hacernos crecer. Además pidió a los católicos no recibir limosnas de quienes han ganado ese dinero de modo deshonesto: “Es dinero fruto de la sangre de muchas personas explotadas, maltratadas, esclavizadas, con trabajo mal pagado. Yo les diría: por favor, llévate este cheque y quémalo. El pueblo de Dios, la Iglesia, no necesita dinero sucio sino corazones abiertos a la misericordia de Dios”.

 

 

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy reflexionamos sobre la misteriosa relación que existe entre misericordia divina y corrección.

Dios se comporta con nosotros como un padre de familia, que ama a sus hijos, los socorre, los cuida, los perdona. Y que también los educa y corrige cuando se equivocan, para ayudarlos a ser responsables, a crecer en el bien y en la libertad. La relación “padre-hijo” es figura de la alianza entre Dios y su pueblo. Esta relación se fragmenta cuando el hombre rechaza la paternidad de Dios. A causa del pecado, pretende convertir la libertad en autonomía y, dejándose llevar por el orgullo, se contrapone a él y vive en una ilusión de autosuficiencia.

Cuando el pueblo se aleja de Dios, desconfía de él y no le obedece, experimenta entonces la aflicción de la prueba. Dios la permite con vistas a la salvación, para que el pueblo pecador, sintiendo el vacío y la amargura del estar lejos de él, pueda abrirse a la conversión y al perdón. Dios habla amorosamente a la conciencia de sus hijos, para que se arrepientan y se dejen amar de nuevo por él. La salvación es siempre un don gratuito de Dios. Pero supone la decisión de escucharlo y dejarse convertir por él.

La corrección forma parte del camino de la misericordia divina. Dios perdona a su pueblo, siempre deja una puerta abierta a la esperanza – Dios nunca cierra la puerta – y le indica que el camino de la salvación no es el de los sacrificios, sino la práctica del bien y la justicia.

Que el Señor Jesús nos alcance la gracia de acoger el perdón y la misericordia que el Padre ofrece gratuitamente a todos, para que aprendamos a vivir como hijos suyos. Muchas gracias.