“A Jesús no le gustan los matrimonios estériles por elección”

miércoles, 4 de junio de 2014
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02/06/2014 – Francisco habló de las características de un auténtico matrimonio cristiano durante la homilía en la misa de la Casa Santa Marta. "Fiel, perseverante y fecundo son las características del amor que Jesús tiene hacia la Iglesia, su Esposa; así como son también las características del matrimonio cristianos", dijo el Papa.

Unas quince parejas, quince historias matrimoniales, de familia, que comenzaron hace 25, 50 y 60 años se encontraban hoy frente al altar, junto con el papa Francisco, para dar gracias a Dios por su camino. Ha sido una escena insólita en la capilla de la Casa Santa Marta, que ha ofrecido al Papa la ocasión de reflexionar sobre los tres pilares que en la visión de la fe deben sostener un amor conyugal: fidelidad, perseverancia, fecundidad. Modelo de referencia, explica el Papa, son los "tres amores de Jesús" por el Padre, por la Madre, por la Iglesia. "Grande" es el amor de Jesús por esta última, ha afirmado el papa Francisco. "Jesús se casó con la Iglesia por amor". Es "su esposa: bella, santa, pecadora, pero la ama igual", ha añadido. Y su forma de amarla demuestra las "tres características" de este amor.

Lo ha explicado así: "es un amor fiel; es un amor perseverante, no se cansa nunca de amar a su Iglesia; es un amor fecundo. ¡Es un amor fiel! ¡Jesús es el fiel! San Pablo, en una de sus Cartas, dice: 'Si tú confiesas a Cristo, Él te confesará a ti, delante del Padre; si tú reniegas a Cristo, Él te renegará a ti; si tú no eres fiel a Cristo, Él permanece fiel, porque ¡no puede renegarse a sí mismo!' La fidelidad es precisamente el ser del amor de Jesús. Y el amor de Jesús en su Iglesia es fiel. Esta fidelidad es como una luz sobre el matrimonio. La fidelidad del amor. Siempre".

Fiel siempre, pero también incansable en su perseverancia. Precisamente como el amor de Jesús por su Esposa. Por ello, el Pontífice ha explicado que "la vida matrimonial debe ser perseverante, de ser perseverante. Porque al contrario el amor no puede ir adelante. La perseverancia en el amor, en los momentos bonitos y en los momentos difíciles, cuando hay problemas: los problemas con los hijos, los problemas económicos, los problemas aquí, los problemas allí. Pero el amor persevera, va adelante, siempre buscando resolver las cosas, para salvar la familia. Perseverantes: se alzan cada mañana, el hombre y la mujer, y llevan adelante la familia".

El tercer rasgo comentado por el Santo Padre ha sido la "fecundidad". El amor de Jesús "hace fecunda la Iglesia con nuevos hijos, bautismos, y la Iglesia crece con esta fecundidad nupcial". Asimismo, ha subrayado que en un matrimonio esta fecundidad puede ser a veces puesta a prueba, cuando lo hijos no llegan o están enfermos. En estas pruebas, ha añadido, hay parejas que "miran a Jesús y toman la fuerza de la fecundidad que Jesús tiene con su Iglesia". Mientras, del lado opuesto, "hay cosas que a Jesús no le gustan", los matrimonios estériles por elección.

Y concluye el Papa: "estos matrimonios que no quieren hijos, que quieren quedar sin fecundidad. Esta cultura del bienestar de hace diez años que nos ha convencido: '¡Es mejor no tener hijos! ¡Es mejor! Así tú puedes ir a conocer el mundo, de vacaciones, puedes tener una casa en el campo, tú estás tranquilo…' Pero es mejor quizá -más cómodo- tener un cachorro, dos gatos, y el amor va a los dos gatos y al cachorro. ¿Es verdad o no esto? ¿Lo habéis visto vosotros? Y al final, este matrimonio llega a la vejez en soledad, con la amargura de la mala soledad. No es fecundo, no hace lo que hace Jesús con su Iglesia: la hace fecunda".

Por otra parte, el Papa Francisco envió una carta a los participantes del XIX Congreso de la Asociación Internacional de Derecho Penal en la que puntualiza como "el gran reto" a cumplir en materia de seguridad "no contentarse con reprimir, disuadir y aislar a los que causaron mal sino ayudarlos a recapacitar y transitar por las sendas del bien". La misiva destaca además que la Iglesia "plantea una Justicia que sea humanizadora, genuinamente reconciliadora, que lleve al delincuente a través de un camino de esforzada penitencia a su rehabilitación social y total reinserción en la comunidad".

La carta del Papa asegura que "el Señor ha ido enseñando que hay una asimetría necesaria entre el delito y la pena, que un ojo o un diente roto no se remedia rompiendo otro" y que se trata de "hacer Justicia a la víctima, no de ajusticiar al agresor". En este sentido, la misiva plantea que "sería un error identificar la reparación sólo con el castigo, confundir la Justicia con la venganza, lo que sólo contribuiría a incrementar la violencia, aunque esté institucionalizada".

"La experiencia nos dice que el aumento o endurecimiento de las penas con frecuencia no resuelve los problemas sociales, ni logra disminuir los índices de delincuencia", sostiene el texto y agrega: "Cuántas ocasiones se ha visto al reo expiar su pena objetivamente, cumpliéndola, pero sin cambiar interiormente ni restablecerse de las heridas del corazón".

La carta detalla también que de los medios de comunicación "depende informar rectamente y no contribuir a crear alarma o pánico social cuando se dan noticias de hechos delictivos". "Están en juego la vida y la dignidad de las personas, que no pueden convertirse en casos publicitarios, condenado a los presuntos culpables al descrédito social antes de ser juzgados o forzando a las víctimas, con fines sensacionalistas, a revivir públicamente el dolor sufrido", dice la carta respecto al papel de los medios.

 

Zenit / Religión Digital / Centro Televisivo Vaticano