“El don del Consejo nos hace crecer interiormente y en comunidad”

jueves, 8 de mayo de 2014
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07/05/2014 – El Papa tuvo una mañana de miércoles, como es habitual, rodeado de fieles y peregrinos venidos de todas las partes del mundo, reunidos en una gran multitud en la plaza de San Pedro para la audiencia general. Mientras una banda de música animaba el paso del jeep, Francisco pasó por los pasillos de la plaza bendiciendo y saludando a los presentes. Banderas, carteles, globos y pancartas daban color a la multitud que mostraba su emoción al ver pasar al Pontífice. Mientras que los que estaba cercanos a la valla se estiraban para poder dar la mano al Papa, los niño pequeños eran acercados hasta el papamóvil para recibir una caricia y bendición de Francisco. Entre todos esos niños, también una anciano, al que los gendarmes auparon para que el Papa pudiera darle un beso y un gesto de cariño. Gesto provocó la emoción y lágrimas del anciano.

En los saludos finales a los peregrinos italianos se ha dirigido a los familiares de los jóvenes de San Patrignano, comunidad de recuperación de personas que sufrieron los efectos de la droga, "a los cuales me uno en el decir no, a cualquier tipo de droga" Y ha añadido: "esto quizá hará bien decírselo a todos, sencillamente: ¡No, a cualquier tipo de droga!".

En la catequesis de este miércoles el Papa retomó los dones del Espíritu. En la audiencia del día 9 de abril habló de la sabiduría y el miércoles pasado 30, explicó el don del intelecto. Hoy Francisco ha expuesto el don del Consejo.

En el resumen hecho por el Papa en lengua española, indicó:

"Hoy consideramos el don de Consejo. Éste es el don con que el Espíritu Santo nos ayuda a tomar decisiones en nuestra vida concreta, siguiendo la lógica de Jesús y su Evangelio. Ilumina nuestro corazón y nos hace más sensibles a la voz del Espíritu, para que en nuestros pensamientos, sentimientos e intenciones no nos dejemos llevar del egoísmo o de nuestro modo de ver las cosas, sino de lo que Dios quiere. Al mismo tiempo, nos lleva a conformarnos cada vez más con Jesús, como modelo de nuestro obrar. ¿Qué podemos hacer para ser más dóciles a este don de Consejo? La condición esencial es la oración. Gracias a la intimidad con Dios y a la escucha de su Palabra va madurando en nosotros una sintonía con el Señor, que nos lleva a preguntarnos constantemente: ¿Qué es lo que el Señor desea? ¿Qué es lo que al Señor le gusta? ¿Cuál es su voluntad? Por otra parte, el don de consejo, como los demás dones, constituye también un tesoro para toda la comunidad cristiana".

A continuación, saludó con afecto "a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos venidos de España, México, Guatemala, Colombia, Perú, Uruguay, Venezuela, Argentina y otros países latinoamericanos. Que la intercesión de la Virgen María, en este mes de mayo, nos ayude a vivir nuestra vida cristiana con más docilidad a la voz y al amor del Espíritu Santo. Muchas gracias y que Dios los bendiga".

Asimismo, saludando a los peregrinos de lengua alemana el Papa ha dedicados unas palabras de forma especial a los familiares y amigos de los nuevos Guardias Suizos que ayer hicieron el juramento. "Queridos amigos, el Espíritu Santo expulsará cualquier temor. Confiémonos a Él y sigamos con alegría lo que nos dice Jesús en el Evangelio. Dios les bendiga y a vuestras familia".

Tras el resumen y el saludo en las distintas lenguas, Francisco ha confiado de forma especial a María a los "jóvenes, los enfermos y los recién casados que hoy están aquí presentes, y exhorto a todos a valorar en este mes de mayo la oración del santo Rosario".

Este es el texto completo de la catequesis sobre el don del Consejo:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buen día! Hemos escuchado la lectura de esa estrofa del Libro de los Salmos, que dice: 'El Señor me aconseja, el Señor me habla internamente”. Es éste otro de los dones del Espíritu Santo, es el don del consejo.

Sabemos cuánto es importante en los momentos más delicados poder contar con el consejo de las personas sabias que nos quieren mucho. Ahora, a través del don del consejo, es Dios mismo con su Espíritu que ilumina nuestro corazón, de manera que podamos entender el modo justo de hablar, de comportarnos y el camino que debemos seguir.

 

Pero, ¿cómo actúa este don en nosotros? En el momento en que lo recibimos y hospedamos en nuestro corazón, el Espíritu Santo comienza enseguida a volver sensible su voz, y a orientar nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestras intenciones de acuerdo con el corazón de Dios. Y al mismo tiempo nos lleva siempre más a poner nuestra mirada interior en Jesús como modelo de nuestro modo de actuar y relacionarse con Dios Padre y con los hermanos.

El consejo es entonces el don con el cual el Espíritu Santo vuelve capaz a nuestra conciencia de tomar una decisión concreta en comunión con Dios, según la lógica de Jesús y de su evangelio. De este modo el Espíritu crece interiormente, positivamente, en la comunidad. Y nos ayuda a no caer en el yugo del egoísmo y en el modo de ver las cosas. Así el Espíritu nos ayuda a crecer y también a vivir en comunidad.

La condición esencial para conservar este don es la oración. Pero siempre volvemos a lo mismo: la oración. Y es tan importante la oración, rezar; rezar las oraciones que conocemos desde niños, pero también rezar con nuestras palabras, rezarle al Señor: ¡ayúdame! ¿Señor qué debo hacer ahora? Y con la oración hacemos el espacio para que el Espíritu venga y nos ayude en ese momento, y nos aconseje sobre lo que nosotros debemos hacer.

La oración, nunca olvidarse de la oración, nunca. Nadie se da cuenta cuando nosotros rezamos en el autobús o en la calle, rezamos en silencio con el corazón, aprovechemos estos momentos para rezar. Rezar para que el Espíritu nos de este don del consejo.

En la intimidad con Dios y en el don de su palabra, poco a poco dejamos de lado nuestra lógica personal, dictada la mayoría de las veces por nuestro encerrarnos, por nuestros prejuicios y nuestras ambiciones. Aprendamos en cambio a pedirle al Señor '¿Cuál es tu deseo?', pedirle consejo al Señor. Y esto lo hacemos con la oración.

Y de esta manera madura en nosotros una sintonía profunda, casi natural con el Espíritu y se experimenta cuanto sean verdaderas las palabras de Jesús reportadas en el evangelio de Mateo: 'No se preocupen de qué o que cosa dirán. porque les será dado en esa hora lo que deberán decir. Porque de hecho no serán ustedes a hablar, pero es el Espíritu del Padre vuestro que hablará en vosotros'. Es el Espíritu que nos aconseja, pero nosotros nosotros debemos darle espacio al Espíritu para que nos aconseje. Dar espacio es rezar, rezar para que el venga y nos ayude siempre.

Y como todos los otros dones del Espíritu, el consejo constituye también un tesoro para toda la comunidad cristiana. El Señor no nos habla solamente en la intimidad del corazón, nos habla sí, pero no solamente allí, pero nos habla también a través del consejo y testimonio de los hermanos. Es verdaderamente un don grande poder encontrar a hombres y mujeres de fe que especialmente en los momentos más complicados e importantes de nuestra vida nos ayuden a hacer luz en nuestro corazón y a reconocer la voluntad del Señor.

Me acuerdo una vez que estaba en el confesionario, con una fila larga adelante, era en el santuario de Luján, la diócesis de ese obispo que está allí. Estaba en la cola un muchachón, todo moderno, con aros, tatuajes, y todo lo demás. Vino para decirme lo que le pasaba, era un problema grande difícil, ¿y tú que harías?. Y él me dijo: “Le he contado todo esto a mi madre y ella me dijo, 've a lo de la Virgen y ella te dirá lo que tienes que hacer'. Estaba allí una mujer que tenía el don del consejo. No sabía como salir del problema del hijo, pero le indicó el camino justo. Ve a lo de la Virgen y ella te dirá. Este es el don del consejo, dejar que el Espíritu hable. Y esa mujer humilde y simple le dio a su hijo el consejo más verdadero, porque este muchacho me dijo: 'Hablé con la Virgen y Ella me dijo, tienes que hacer esto, esto y esto'. Y yo no tuve necesidad de hablar. Todo lo hicieron la mamá, la Virgen, y el joven. Este es el don del consejo. Y ustedes mamás, que tienen ese don, pidan este don para sus hijos, el don de aconsejar a los hijos. Es un don de Dios

Queridos amigos, el salmo que hemos oído nos invita a rezar con estas palabras: 'Bendigo al Señor que me ha dado consejo. También de noche mi ánimo me instruye, yo pongo siempre delante de mi al Señor que está a mi derecha, no podré vacilar'.

Que el Espíritu pueda siempre infundir en nuestro corazón esta certeza y colmarnos así de su consolación y de su paz. Pidan siempre el don del Consejo. Gracias”.

 

Zenit / Rome Reports